Oscar Pistorius, otrora héroe Sudafricano cavó su tumba en muy poco tiempo.
Gozó de ser el “rockstar” máximo de su país, gozó de ser una de las estrellas globales más solicitadas por las marcas y mercadólogos que buscaban un deportista exitoso, con buenas costumbres, con halo de estrella y que además era todo un ejemplo de superación ya que era un atleta Olímpico y Paralímpico, vaya, todo un catch para las marcas.

Oscar fue firmado por la multinacional y todo poderosa Nike, además de Oakley, Thierry Mugler, British Telecom, entre otras que apostaron por un atleta con sus características, total que el chico llegó a ganar más de $2 millones de USD al año solamente en patrocinios, así que en efecto, era una joyita mercadológica, pero como todos sabemos, su final no está siendo un final feliz.
Al matar a su novia –Reeva Steenkamp- el 14 de Febrero del año pasado, empezó a cavar su tumba, claro está que sus patrocinios se vuelven lo de menos cuando está en juego el resto de su vida, trabajo, reputación, la relación con familiares, amigos, familiares políticos, vaya, hizo que su vida se viniera abajo.

Y en el tema de patrocinios, relevante en nuestro campo de acción, hubo un caso en el que no estuve de acuerdo en su momento, y fue que Nike a los pocos días del dramático hecho, anunció que no trabajaría más con el y que daba de baja el contrato con “Blade Runner”. Me pareció que no estaba demostrando apoyo a su activo, me pareció que debió mostrar mayor empatía con el, que podrían ser más soidarios y que después de un juicio y que se diera el veredicto final podrían dar un mensaje, pero no lo hicieron, alejándose del activo y de su forma de actuar al haber matado a su novia.

Me pregunté desde ese entonces que es lo que deberían hacer las marcas para no estar tan “vulnerables” ante las reacciones de los atletas y de las posibles faltas que puedan cometer, es ahí donde recordé que a cada atleta se le deben hacer varias entrevistas previas, tener muy claro porqué lo queremos tener en el portafolio de la empresa, entender si el atleta comulga con los principios, valores que se tienen como compañía y saber si podrá permearlos a su campo de acción y no solamente pensar en ganar espacios en los medios, no solamente ganarle a la competencia al tener mayor exposición que ellos no importando la calidad de atleta.

Suena un poco iluso, pero créeme estimado lector, que desde hace varios años mi política ha sido la de contratar solo activos deportivos que tengan Valores, que los promulguen, que piensen en Sustentabilidad, en como ayudar a la sociedad a través de lo que hacen y no solamente verse beneficiados ellos mismos.
Nike ha trabajado muy agresivamente en tener a los máximos exponentes del deporte, tenemos ejemplos variados como Tiger Woods, Pistorius, Lance Armstrong, que han tenido fallas en sus comportamientos personales, no tanto deportivos, pero han sido comportamientos que permean a la marca, que dañan la reputación de la compañía, generando mal publicity que les cuesta millones.

Ojalá cada vez más las marcas sean más exigentes en las características que solicitan de los activos, debemos entender que ellos son grandes ejemplos deportivos pero necesitamos ejemplos dentro y fuera de las canchas, necesitamos jóvenes que ayuden a impulsar a niños a hacer ejercicio, a actuar de buena fé, a ayudarnos a pensar como sociedad y no solo como individuos, a lograr romper nuestras barreras siempre actuando positivamente.

Por todo esto y después de un año, aplaudo la decisión de Nike al retirar casi inmediatamente el patrocinio.

Hablando de negocios y como me decía un ex jefe, “estamos para resolver problemas”, pues lo hicieron, resolvieron el problema, pero, como me decía otro ex jefe –uno por cierto más brillante- no venimos solamente a solucionar problemas, sino a prevenirlos, por lo que, si Nike hubiera previsto que sus atletas no cumplirían con sus valores y principios, tal vez se hubieran ahorrado los malos momentos con algunas de sus estrellas, ¿o no?