En la pasada entrega de los Premios Oscar, Birdman y su director, Alejandro González Iñárritu, arrasaron con los premios de mayor prestigio, incluyendo mejor película.
Con ello, varios amargados de las redes sociales se han lanzado a decir que el triunfo es individual de aquellos que trabajaron en la película, más no de México; argumentando que si México les hubiera dado mayores oportunidades no se “habrían tenido que ir”, o bien que si no se hubieran ido al extranjero no estaría triunfando ahora.
Creo que no hay nada más fuera de la realidad. Para empezar, el señor Iñárritu se crió y educó en México y es producto del sistema mexicano; habiendo trabajado en WFM y en Televisa. Fue responsable de algunas de las campañas publicitarias más memorables del Canal 5.
Por otro lado, si no hubiera cambiado su residencia, probablemente le estaría yendo muy bien de cualquier manera. (Martin Hernández vive en México y eso no impidió que fuera nominado a un Oscar trabajando en la misma película).
Es un hecho que para ganar un Oscar, conviene mudarse, aunque sea de tiempo parcial a Hollywood. Pero esto es cierto si eres originario de México, Inglaterra o Nueva York, dentro de la propia Unión Americana. Si quieres ser parte del Star System de Hollywood tienes que mudarte ahí o en la Zona de los Ángeles.
Por otro lado; se nos olvida que para ganar una estatuilla no basta con hacer una excelente película y estrenarla en la zona de los Ángeles. Hay que inscribir a la película al concurso de los Oscars y hay que realizar una titánica labor de cabildeo realizada por publicistas especializados y los productores y director de la película. En esta ocasión, la agencia responsable de realizar el cabildeo fue ReBoulcion del argentino Armando Bo. Esta es la labor que te da un Oscar y ese es el juego lleno de triquiñuelas, que no se ve; pero que los mexicanos y latinoamericanos estamos comenzando a entender. Les estamos ganando quienes inventaron el juego en su propio territorio. Para mí, eso es un éxito; así que: Muy bien por México… y muy bien por Argentina; que sigan cayendo los premios.