Bernard Sanders, 78 años de edad y senador por Vermont, llegó a las internas demócratas con paso de campeón.
Ganó los caucus de New Hampshire y Nevada. Lleva 10 puntos de ventaja para el de Carolina del Sur y sus rivales, entre los que está un multimillonario (Bloomberg), se han unido para derrotarlo. “Todos unidos contra Bernie”, parece ser la consigna.
Para este senador americano, que goza de la máxima popularidad en la esfera política respaldado por encuestas de universidades y casas encuestadoras (83% en promedio), la política es la oportunidad de servir a los demás estrechando la brecha entre ricos y pobres. Se describe a sí mismo “como un socialista democrático, admirador del modelo de los países nórdicos y defensor de la democracia liberal”. ¿Es esto malo para el pueblo americano?
La respuesta no parece tardar mucho y viene desde el corazón mismo de Wall Street, en donde Bernie divide simpatías dado que ha amenazado con endurecer los controles a la banca y las finanzas si es presidente, lo que ha asustado a los líderes financieros neoyorquinos, pero a otros tantos les ha entusiasmado la idea, constituyéndose como el segmento joven de la banca que ve con simpatía a Sanders.
Debemos recordar hoy aquí, amigos de Merca 2.0, que Bernie perdió ante Hillary Clinton la interna para la presidencia en 2016, pero dejó la sensación de que le cedió el paso a la ex Jefa del Departamento de Estado de Obama, ante el cobijo del comité demócrata mismo. Hoy está de vuelta con nuevos bríos y con ideas que contrastan evidentemente con las de Trump, lo cual apunta a una campaña electoral polarizante.
En términos de comunicación, los dos candidatos serán, ante el ojo del elector, fácilmente reconocibles dado que sus políticas públicas son opuestas y sus estilos muy diferentes. El emporio contra la clase trabajadora.
Analicemos la siguiente frase de Sanders: “No creo que el gobierno deba adueñarse de la tienda de la esquina o poseer medios de producción de la sociedad, creo que la clase media y las familias trabajadoras que producen la riqueza en EE. UU. merecen una vida decente y que sus ingresos deben aumentar y no disminuir”.
La frase anterior por sí misma puede haberse dicho bajo cualquier manto ideológico y suena aspiracional para cualquier sociedad, de ahí que Dan Alpert, cofundador del banco de inversiones neoyorquino Westwood Capital, diga que “los miedos a una eventual presidencia de Sanders son ridículos”, así como muchos empresarios.
Bernie, habla de crear coaliciones multigeneracionales, incluyentes y dinámicas que le ayuden a gobernar; pese a su edad, es apasionado de las redes sociales y basa su campaña en ellas. Los temas que impulsa son parte de una marcada agenda liberal que van desde la redistribución de la renta, la asistencia universal de la salud, el cambio climático, el apoyo a los derechos LGBT y la baja laboral por maternidad. Ha sido apasionado opositor de la guerra de Irak y desea reformar la financiación de las campañas políticas.
Las campañas en EE. UU. se solidifican en procesos de recaudación de fondos y Bernie, a la fecha, lleva 108 millones de dólares y una parte viene del sector empresarial sobre todo de la banca, de los seguros y del sector inmobiliario.
¿Qué sigue? En el cuarto caucus, ahora en Carolina del Sur, Sanders lleva 10 puntos de ventaja; veamos cómo cierra este proceso que podría ser de gran impulso para un hombre que lucha por sus ideales y que mueve a un buen número de seguidores.