Sería maravilloso que nos sorprendieran con nuevas ideas, con nuevos proyectos y nuevas formas de pensar y administrar, durante las campañas políticas que ya iniciaron para este 2015, que hasta hoy son decepcionantes.
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Desafortunadamente, el inicio tiene más de lo mismo de siempre: polémica insustancial, demagogia de quinto patio entre los actores del poder. Partidos políticos contra conductores, analistas en contra de partidos políticos y mientras, las decepciones siguen. NADA DE PENSAMIENTO INNOVADOR.
Y mientras el spot del PRD no llega al corazón o a la razón de nadie, sobre todo después de que los hechos de Guerrero les sitúan en el centro de la crítica y como corresponsables de la tragedia de Ayotzinapa, el INE acepta el argumento de calumnia sobre principal conductor de la televisora, a pesar de que en la opinión pública mexicana se cuestiona todos los días la objetividad en la línea informativa de los noticiarios producidos por el canal de las estrellas (situación de la que tampoco escapa TV Azteca). Demagogia llena de futilidad. NO NOS SIRVE PARA NADA.
De modo que la polémica generada debido al spot del PRD que aludió al conductor de Televisa, francamente es una frivolidad que hasta infantil se juzga, luego de la manera en la que los mexicanos sufrimos hoy a nuestro país.
Así, parece que los políticos y muchos de los actores en los medios de comunicación no han entendido que México ya cambió, ya se movió y se les ha salido del cuadro. Las señales que ha mandado la sociedad civil con las manifestaciones de finales de 2014 no son para hacer las cosas igual que siempre. Se necesita una verdadera esencia reformadora e innovadora.
Por eso, ahora nos preguntamos, ¿en dónde está la creatividad y las nuevas ideas que nos pueden entregar a la nación los líderes sociales y políticos? Ya llevamos muchas generaciones y es que durante el fin de semana, cuando un prestigiado investigador, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, exponía en una conversación de sobremesa, que probablemente la caída de Porfirio Díaz fue lo peor que le pudo pasar al país en su momento, la realidad de las cosas es que la situación en términos de distribución de la riqueza era muy parecida a la actual.
Estamos hablando de la primera década del siglo XX, cuando la mayor parte de los medios de producción y la riqueza generada estaba en manos de la oligarquía en el poder. Suena exactamente a lo mismo que se vive hoy y personalmente me resisto a creer que somos un pueblo con tan poca altura de miras, con tan poca capacidad para generar ideas y respuestas que beneficien a toda la población. Muchos ejemplos de grandes avances y creatividad se han dado históricamente en México, pero necesitamos que esta fuerza se suelte y renueve en todo su potencial.
Por eso, ante lo que se sobreviene durante 2015 en cuanto a decisiones electorales y dadas las circunstancias en las que todas las instituciones no gozan de la credibilidad de nadie (en donde se debe incluir a los partidos políticos, policías y fuerzas de seguridad, gobiernos locales y federal, congresos, empresas y hasta medios de comunicación, que deberíamos ser los más autocríticos de entre todas las organizaciones), los ciudadanos debemos exigir creatividad, innovación y nuevas ideas, a todos los aspirantes, altura, para todo aquel que desee tener un cargo público.
Lo que nos han dado hasta hoy no es suficiente, ni bueno y la tolerancia notoriamente se agota cada vez más.