Desde hace años, uno de los más grandes problemas del futbol mexicano son las llamadas barras bravas, aficionados que llevan su “pasión” hacia límites desbordados de violencia.
Lo ocurrido el sábado pasado en el Estadio Corregidora ha sido, por mucho, uno de los eventos más trágicos en la historia del futbol en México.
Para poner un poco de contexto, este fin de semana se llevó a cabo la jornada 9 del Torneo Clausura de la Liga MX, misma que nos trajo el encuentro entre los Gallos Blancos del Querétaro y el Atlas, actual campeón del futbol mexicano.
El marcador del partido era de 0-1, con el Atlas ganando, pero todo cambió pasados los 60 minutos, cuando dio inicio una trifulca en las tribunas del Estadio Corregidora y, con ello, el caos y uno de los episodios más negros en la historia del balompié nacional.
La violencia desatada por los aficionados de ambos equipos llegó, incluso, hasta la cancha, invadiendo el terreno de juego, mientras los demás hinchas corrían desesperados para salir del estadio.
De acuerdo con cifras oficiales, no se reportó ningún fallecido, aunque sí hubo varios heridos graves; sin embargo, las imágenes en redes sociales ofrecen otra versión, una todavía más cruel y brutal que, en definitiva, contradice lo expresado por el propio Gobernador del Estado de Querétaro, Mauricio Kuri.
Por lamentable que sea, esa es la otra cara del futbol, no solo en México sino en todo el mundo: aficionados que, sin ningún raciocinio, invaden las gradas de los estadios para provocar violencia y pánico en quienes van a disfrutar un partido de futbol, independientemente del resultado.
Y es que, como lo mencionamos al inicio, uno de los más grandes males del futbol a nivel mundial son los grupos de aficionados que se aglomeran en las llamadas “barras bravas”, y e futbol mexicano no está exento de ellas.
En la actualidad, sobre todo en Latinoamérica, las barras son muy populares y, en cierto modo, juegan un rol importante en la identidad de los equipos. Por mencionar un ejemplo, las barras de aficionados en Argentina son parte indispensable de los clubes y en algunos casos son financiadas por los mismos equipos.
Al día de hoy, en el país sudamericano, resulta casi imposible ir a los estadios y más específicamente cuando se trata de equipos de gran prosapia; en Argentina, los aficionados de Boca Juniors no pueden pisar la cancha de River Plate, el archirrival, y viceversa, debido a la violencia que se podría generar -y se ha generado- cuando los aficionados de ambos clubes se encuentran.
Hoy, el futbol mexicano vive un contexto complicado en cuanto a las barras bravas, luego de lo acaecido en la cancha de los Gallos Blancos del Querétaro.
Lo suscitado este fin de semana es, simplemente, inaceptable y, en efecto, la sanción debe ser “ejemplar”, como lo expresó el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola.
Tanto afectó el evento del sábado que en la prensa internacional se habla de “violencia extrema en los estadios de México”, pues el caso sobrepasó fronteras y la reputación del futbol mexicano ha quedado en entredicho y, por tal motivo, se espera una sanción tajante.
De momento, el resto del Torneo Clausura está en pausa y será hasta el martes cuando se decida qué va a suceder, además de que el futuro de los Gallos Blancos también está en suspenso.
Sin duda, las barras bravas han dejado una huella imborrable en el futbol mexicano y de todo el mundo, dañando al deporte en sí y, sobre todo, el espectáculo del que millones son aficionados.
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