Por Juan CƔrdenas
Twitter: @Desautomatas
El ambiente laboral en México es actualmente muy complicado, pocos son nuestros conocidos que no se quejan de su trabajo, jefes, salario o condiciones. En las Ôreas de comunicación, mercadotecnia y/o publicidad un factor que acentúa esto son las burbujas sociales generadas alrededor de la actividad laboral. Y es que fiestas, eventos, viajes, regalos, etc., son digamos comunes.
Si ustedes trabajan en relaciones públicas o mercadotecnia de un laboratorio u hospital, estarÔn acostumbrados a irse a la playa una vez al año. Si trabajan en medios, las fiestas con edecanes y alcohol gratis son de cada semana. Si son creativos de alguna agencia casi casi no tienen horario ni ataduras administrativas, y se les permite (casi se exige) una apariencia extravagante (una de tantas palabras que usan los ejecutivos mayores no creativos para ustedes). Si estÔn en el mundo de la moda sus viajes son internacionales y los regalos caros (no memorias USB). Si son muy inteligentes todo les da hueva.
Toda esta gente se mueve y conoce otros lugares diferentes a los que acostumbran los abogados, los funcionarios públicos, camarógrafos, empleados de atención al cliente, vendedores, maestros. No compran en las mismas tiendas, no ven los mismos programas de tele, no usan los mismos teléfonos ni siguen a la misma gente en Twitter.
Y si digo esto de forma un tanto pedante, es porque lo muchas veces valorado como una āprestaciónā, puede tambiĆ©n convertirse en una burbuja que nos separe o aparente separarnos y clasificarnos. Uno se puede volver sectario y clasista, incluso en un paĆs donde las clases sociales son ridĆculas y hasta accidentales, donde todos saben las mismas canciones (toquen mariachi si o no), rĆen de los mismos chistes y festejan el mismo gol. No es ningĆŗn secreto ni toma mucho darse cuenta, pero tampoco cuesta mucho olvidarlo y dejarnos llevar, lo cual es peligroso en esta industria, porque nuestro trabajo es conocer todos los estratos sociales y culturales del MĆ©xico contemporĆ”neo (al menos).
La comĆŗn frase ābaƱo de puebloā viene de ahĆ. La dirĆ”n para comenzar su anĆ©cdota al dĆa siguiente de ir a la Arena MĆ©xico, al Azteca, a la Villa, a Tepito, al Zócalo el 15, a cualquier mercado o balneario. Y no estĆ” bien, no por una cuestión de valores, esos cada uno sabrĆ” sobrellevarlos y aquĆ no escribo de eso, no estĆ” bien porque en cualquier trabajo de comunicación se intenta hacer llegar un mensaje, a la mayor cantidad de pĆŗblico o de la forma mĆ”s clara, lo mismo para la publicidad y mercadotecnia. Y eso no les serĆ” posible si caminan (o eso creen) por encima de esa audiencia receptora.
Hay que conocer al mercado, es asĆ de simple. Y no basta que nuestros padres terminen siendo el objeto de estudio en nuestra propuesta, o los nacos de contabilidad, o Panchito el seƱor que vende vaya usted a saber quĆ© cosa en la esquina. Hay que entender verdaderamente lo que pasa en este paĆs para distinguirse en su trabajo, crĆ©anme esto les darĆ” una mayor sabidurĆa y herramientas, tanto en sus entregables como en sus relaciones laborales, horizontales y verticales.
Algunas ideas para esto pueden ser muy sencillas y rutinarias. Coman con gente diferente, al menos un dĆa de la semana, si son desconocidos tanto mejor, es mĆ”s ni siquiera tienen que interactuar, sólo escĆŗchenlos.
Ofrezcan o hasta propongan en sus empresas dar aventones- Carpool como dicen los gringos-. Lleven o que los lleven un dĆa al trabajo personas con quienes no conviven, pero estĆ”n en la ruta, y hablen con ellos.
Cambien de canal un dĆa a la semana, de preferencia el dĆa y horario de su programa favorito. ĀæQuĆ© estĆ” viendo la gente cuando yo creo ver el mejor programa? Vayan a un puesto de periódicos y pregunten quĆ© se vende mĆ”s, y quĆ© menos. Lean. Lean lo que no soportan. Vayan a una clase de manualidades a las 10 de la maƱana de un martes (ya sĆ© que trabajan, encuentren la forma, llĆ©vense a su jefe). Vayan a conocer todas las estaciones del Metro, al menos una lĆnea entera, o el Metrobus, no importa lo que piensen del sistema ni del partido que lo propuso. Vayan a un deportivo un domingo a escuchar a las familias que estĆ”n ahĆ. CuĆ©lense a un evento al que nunca hayan ido ni les interese. AtrĆ©vanse a comer en uno de tantos sitios donde han pensado āprimero muertaā. PiĆ©rdanse en la ciudad (ya sĆ©, ya sĆ©, pero tambiĆ©n dan cristalazos bajando de Santa Fe o en PerifĆ©rico). Pónganse la ropa de su sobrina un dĆa y vayan asĆ al trabajo, vean las reacciones.
En fin, salgan de su grupo y burbuja, diviértanse y relÔjense, no sean alzados ni quieran serlo, no sean gandallas ni quieran serlo. No. No es el camino al éxito, eso es sólo la forma. AbrÔmonos y aprendamos lo que podamos de donde vivimos. VendrÔn mÔs o diferentes ideas, valores de juicio, perspectivas y opiniones. PensarÔn diferente o serÔn mÔs fieles que nunca a sus creencias, pero tendrÔn mayor conocimiento, ello les darÔ ventajas profesionales que pueden llegar a ser la diferencia en esta industria tan competida, compleja y frÔgil.