Por Camila González
Twitter: @camilaglz
Una de las riquezas del arte de la publicidad es que hace memoria colectiva de una sociedad: sus piezas se convierten en capítulos de un libro de historia y se convierten en huellas que recuerdan formas de ser, de hacer, de vestir, de pensar, imaginarios sociales y marcas del pasado. De ahí el valor de la videoteca Huellas de la publicidad, que esta vez nos muestra tres anuncios de bancos que ya no están. ¿Cómo nos hablaron estos desaparecidos en su momento?
Hace 30 años, Serfín -ahora Santander– tomaba como protagonista de su mensaje al águila de su logo para en una escena animada, infantil y sencilla, dirigirse al televidente de la manera más básica, y así retratar de modo elemental el nada elemental mundo de las finanzas. Con el dinero entre el pico de un pelícano hasta lo más complejo se hace simple, digo yo.
AÑO: 1980 MARCA: Serfín, CATEGORÍA: Bancos
Y 13 años atrás, Inverlat decide acercarse a la gente a través del emotivo discurso de la familia… una abuela describe cómo el banco ayudó a cumplir un sueño de su nieto, el nieto sonríe, la familia se quiere. Suena algo cursi, pero en publicidad lo cursi al ir directo al sentimiento resulta certero: el banco se puso la etiqueta de sensible. Punto clave.
AÑO: 1985, MARCA: Inverlat, CATEGORÍA: Bancos
Banca Confía no le da tantas vueltas al asunto de hablar de sí mismo. En el lente de su cámara, hace 25 años, se sitúa un hombre ejecutivo, una oficina seria y parca, y la narración de las bondades del banco, incluso con cifras en pantalla. Sí, con números el mensaje es más para conocedores de intereses y esas cosas de dinero, pero al final el mensaje deja sabor a confianza y credibilidad, no sé por qué. ¿Por qué será?
AÑO: 1998, MARCA: Banca Confia, CATEGORÍA: Bancos.