Las alarmas se han encendido en los grandes bancos mundiales. Así como el recambio tecnológico afectó a los medios, a los taxis y a tantos otros segmentos de mercado, ahora parece ser el turno de las instituciones financieras tal y cómo las conocemos.
¿Por qué? Porque las grandes marcas globales, como Amazon, Walmart, Ikea y Mercedes-Benz (hay más: Apple, Alphabet, Twitter…) están dejando de utilizar a los intermediarios financieros tradicionales para entrar ellas mismas en el negocio de lo que se llama “finanzas integradas”.
Por ejemplo, Amazon, ya permite que sus clientes “compren ahora y paguen luego”, ofreciendo cuotas sin bancos de por medio. Los usuarios de Mercedes-Benz, por caso, pueden hacer que sus propios autos paguen la gasolina directamente.
Si bien, por ahora, los bancos aún están detrás de la mayoría de estas transacciones, una investigación de Reuters concluye que los inversores y expertos en el tema aseguran que el riesgo es que serán apartados a ser un eslabón secundario en la cadena financiera, y no estarán más en el corazón del negocio, como lo era hasta ahora.
El problema es que todas estas grandes empresas están sumando a sus bases de datos información de millones de clientes: conocen sus preferencias y sus comportamientos, con lo que ya pueden saber si son pasibles de recibir préstamos sin necesidad de preguntarles a los bancos y asumiendo poco riesgo.
Los servicios financieros integrados llevan la venta a un nuevo nivel, porque se basan en datos, datos y más datos de los consumidores.
Se habla de “una nueva revolución” asentada en la relación estrecha entre empresas y sus clientes, sin bancos ni compañías de seguros.
Bancos en peligro
Basta mirar a Wall Street para advertir los cambios. Stripe, por ejemplo, la plataforma de pagos en la que se basan las transacciones de Amazon y Alphabet, vale casi 100 mil millones de dólares. Mucho más que la mayoría de los bancos.
Datos de Accenture dicen que los nuevos jugadores del negocio de los pagos, sólo hasta 2019, ya habían acumulado el 8 por ciento de los ingresos a nivel mundial, y ese market share creció con la pandemia de coronavirus.
Información de Pitch Book habla de lo mismo: en lo que va de 2021 se han invertido U$S 4.200 millones en nuevas startups que centran su negocio en las finanzas integradas, el triple de lo que recibieron en 2020.
Una es la empresa sueca Klarna, que recaudó casi U$S 2 mil millones.
Otra es Drive Wealth, que ofrece tecnologías que permiten a las compañías hacer transacciones de acciones fraccionadas: recaudó U$S 460 millones. Una más: Solarisbank, un banco digital de Alemania que recibió U$S 230 millones.
Las acciones de Affirm subieron en agosto cuando se asoció con Amazon para ofrecer productos Buy Now Pay Later (BNPL), lo mismo que se valoró Square al firmar un acuerdo con Afterpay.
Square vale más de U$S 110 mil millones, más que el HSBC, el banco más importante de Europa.