Hace pocos días las jóvenes argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, fueron asesinadas mientras estaban de vacaciones en Ecuador, un suceso que motivado por la negativa de las jóvenes veinteañeras a mantener relaciones sexuales con dos hombres que habían conocido pocas horas antes.
Aunque no se conocen todos los detalles, lo estaba claro era que viajaba las dos sin compañía masculina, eran jóvenes y atractivas y fueron asesinadas por no ceder a los deseos de otros, según la confesión de los autores, ya detenidos.
Sin embargo, los cuestionamientos a estas circunstancias, son los que han indignado a la joven estudiante de Comunicación, Guadalupe Acosta, para denunciar lo una lamentable situación que se sigue repitiendo y que es culpabilizar a las víctimas, de ser atacadas.
La carta, publicada el 1 de marzo, ha sido compartida ya más de 600.000 veces en apoyo a lo que allí se esgrime y para denunciar una vez más la violencia contra la mujer. Este es el texto:
“Ayer me mataron.
Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada.
Cual desperdicio me metieron a una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.
Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después.
Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andabamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.
Y solo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si el titular rezaba fueron muertos dos jóvenes viajeros la gente estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.
Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron.
Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero vos si estas. Y sos mujer. Y tenes que bancarte que te sigan restregando el mismo discurso de “hacerte respetar”, de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que vos si viajas sola sos una “loca” y muy seguramente si te paso algo, si pisotearon tus derechos, vos te lo buscaste.
Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas.”
Además de haber sido compartido más de 600.000 veces, el texto ha contado con miles de comentarios en apoyo a la lucha contra la violencia de género.
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