Camila Gonzalez
*Las columnas de opiniĂłn reflejan el pensar individual y gustos personales de los columnistas, los cuales no necesariamente son compartidos por el equipo Merca2.0.
Las nuevas formas de la economĂa, que surgen con modelos como el de Uber, están cada vez más desconectadas de la formalidad de las compañĂas tradicionales, aunque están basadas esencialmente en la conexiĂłn, sĂ, Ă©sta es su columna vertebral. Estas nuevas formas de trabajar y producir dinero se han convertido, además en tema clave de debate en el mundo, con posturas muy encontradas.
SĂ, es cierto. Quizás nunca hemos sido tan nosotros mismos que cuando estamos con los ojos puestos en las pantallas-pantallitas. La relaciĂłn con Internet puede ser tan Ăntima que, sin planearlo, allĂ se evidencian nuestros intereses, fobias, miedos, preocupaciones, obsesiones, complejos, perversiones e ilusiones.
Los guardianes de la moral siempre aparecen por todos lados y, claro, se adueñan de las verdades sobre lo que está bien y mal. Pero lo que es más delicado, imponen sus fĂ©rreos principios y se cierran a cualquier relatividad u opiniĂłn distinta. Pues me refiero al caso de los hackers de Ashley Madison. SĂ, la página de “infidelidades” cuya informaciĂłn fue usurpada y sacada a la luz.
Hay noticias de noticias. Importantes, tontas, irrelevantes por completo, morbosas, angustiosas… Bueno, pues esta es ¡fantástica! El artista Nickolay Lamm diseñó una nueva barbie, lo sensacional es que se trata de una muñeca con las medidas promedio de una chica de 19 años. ¡Por fin! Y lo mejor de todo es que después de una campaña de Crowdfunding, este señor recolectó cerca de 100 mil dólares para producirla. Gracias, gracias, gracias Lamm.
Este mes en Irlanda y España, ya están en prueba las nuevas reacciones emocionales de Facebook. Nuestra matriz de la vida digital finalmente cae en la cuenta de que “me gusta” es una postura “un tanto” restringida, digo, dentro de la enorme gama de sensaciones que van y vienen dentro de los humanos. Ahora están experimentando con reacciones negativas como “me entristece”, “me asombra”, “me enfada”, además de complementos al desabrido “me gusta” como “me encanta” o “me divierte”.
Y pues sĂ, la arremetida tecnolĂłgica y digital ha dado tal vuelco a nuestras vidas que el mercado empieza a reaccionar con nuevos servicios y ofertas que evidencian y surgen para suplir necesidades más profundas, sĂ, esos baches que la humanidad va a pagar muy caro mañana. Eso de haber convertido parte de nosotros en robots de las pantallitas nos está saliendo bien costoso en tĂ©rminos del alma.
Por Camila González [email protected] @GFCam Si algo es cierto es que cada dĂa estamos más conectados, aunque cada dĂa estamos más solos. SĂ, más solos
Tenemos la idea de que Internet nos ha hecho libres, que estamos enterados de lo más importante e informados permanentemente, bien informados, suponemos. Al respecto quiero preguntarles: ¿cuántos de ustedes vieron el video de la mujer que es devorada en China por unas escaleras eléctricas de un centro comercial? O, ¿cuántas veces dieron play al video del hombre que ahoga a su hijastra en una piscina en Michoacán?
Hace apenas una dĂ©cadas nadie se habrĂa imaginado que iba a existir una enciclopedia-cerebro-archivo infinito al cual podrĂamos acceder para buscar la informaciĂłn que necesitáramos al instante. La verdad es que si nos detenemos a pensarlo, es alucinante lo que sucede hoy con los datos y el conocimiento.
Esta mujer en un metro en China tuvo una espantosa crisis de nomofobia. Parece risible el suceso pero, la verdad, es el reflejo del precipicio al que quizás vamos a caer todos. Vamos de una vez a las confesiones. Ya, sĂ, con tristeza me declaro nomofĂłbica. Todo empezĂł el otro dĂa cuando salĂ del teatro y me di cuenta que mi “querido celular” era un inservible pedazo de plástico negro. Sin baterĂa.
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