Todo error en la comunicación es imputable al emisor. Ésta es una verdad indiscutible, pero a veces quienes evalúan el impacto de un mensaje sobre el receptor sólo consideran como errores potenciales una mala selección de los medios, la deficiente estructuración de los mensajes o el hecho de no tomar en consideración el llamado “marco de referencia” del receptor, es decir, su edad, nivel educativo y socioeconómico, intereses, etc. Sin duda todos estos aspectos son fundamentales, pero hay uno que con frecuencia se subestima y es el que más influye en primera instancia para lograr una comunicación efectiva: la credibilidad.