Las relaciones entre las personas se alteraron con la llegada de la pandemia. Los aislamientos obligatorios, sumados a la irrupción de las nuevas tecnologías generó cambio que, en muchos casos, llegaron para quedarse.
Esto aplica también en el mundo laboral, donde el vínculo entre los mandos superiores y los empleados se vio afectado.
Una investigación realizada de manera conjunta entre la Universidad de Cornell (en los EE.UU.) y la Universidad de Ryerson (de Canadá) analizó diversos aspectos de estas nuevas relaciones jefe-empleado.
Entre las conclusiones, una de las más interesantes es la que se refiere a la manera en que los trabajadores tienen más posibilidades de pedir mejoras, desde un salario mayor, hasta otras ventajas como vacaciones, bonos o facilidades de horarios o transporte.
El estudio se pregunta si ahora, con la irrupción de las reuniones vía Zoom y el teletrabajo, estas maneras de conectarse con los jefes serían mejores o peores a la hora de pedir un aumento, por ejemplo.
Cuál es la mejor vía para pedir un aumento: correo, videollamada o en persona
Según la investigación, la manera más efectiva de solicitar algo en los ámbitos laborales es de forma presencial, en persona.
La segunda opción, una videollamada, donde jefe y empleado puedan, además de escucharse, verse.
La investigación dice que se probó que las solicitudes presenciales son un 66 por ciento más efectivas que las videollamadas.
Además, citando a otro estudio previo, asegura que los pedidos por videollamada son un 85 por ciento más efectivos que los realizados por medio de correos electrónicos.
Por tanto, mientras más cercana sea la conexión física convencional entre las personas, el empleado tiene más posibilidades de conseguir lo que quiere.
Por el contrario, la despersonalización y la frialdad de los emails y los mensajes de WhatsApp, por ejemplo, hace que los jefes y otros superiores se sientan mucho menos dispuestos a prestar atención al pedido.
El estudio dice que la explicación se asienta en que las personas son más propensas a ofrecer mejoras de este tipo cuando empatizan con la situación, algo que se logra con la comunicación directa, a través de un canal personal, no virtual.
Un buen jefe puede querer verse como una buena persona, esperar alguna reciprocidad futura o ser bien visto ante un grupo que lidera.
La explicación de los investigadores de las universidades de Canadá y los Estados Unidos se basa en que es mucho menos incómodo negar un aumento, un ascenso o una mejora de alguna clase si no se ve el rostro ni los gestos de quien los solicita.
Y mucho menos todavía cuando el pedido es por un correo electrónico.
El estudio refiere a otro previo en el que se concluye que el rostro humano fomenta un comportamiento social distinto, hace más fácil la interpretación de las emociones e incrementa la voluntad de ayudar.
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