La autoridad surge por la necesidad de orden. Éste puede ser en la familia, en la sociedad, en el gobierno, maneja la justicia, protege los bienes y ayuda a que las relaciones entre las personas sean equitativas, armónicas, que es lo deseable.
La autoridad moral. Pienso que ésta es un arte que pocos tienen. La manifestación más genuina de la autoridad moral es cuando, quien la tiene, logra que la gente haga, por iniciativa propia, lo que desea.
Así se gana la auténtica autoridad moral: se obtiene cuando los actos de la persona son coherentes con lo que dice, constantemente, siempre. Cuando aplica los principios morales en su vida propia, para poder pedir que los aplique la sociedad. Al llevar a la práctica la ética de la que habla, la moral, la justicia, la tolerancia, la igualdad, por ejemplo. Principalmente, más bien, esencialmente cuando sus actos claramente van encaminados al bien público, al bienestar social.
Las personas con autoridad moral se ganan el respeto de los demás, de la gran mayoría, con credibilidad a toda prueba, la sociedad les da el bastón de mando, sí, ese que no sale de las urnas necesariamente y que no es visible.
Al no existir autoridad moral en una persona, se ponen en entredicho todos sus argumentos, sus ideas y proyectos. Termina desinformando lo que es un gran peligro para la sociedad, la duda echa hacia abajo el ánimo de las personas y les genera temor. Por lo general, al perderse la confianza, es para siempre.
Hoy el mundo le reclama a China, no le cree. El reportero dice que no le hagas caso a la autoridad en salud pública, no le cree, la duda está en las cifras de infectados, en la veracidad de estos datos o de los otros datos, seguramente tú recuerdas más ejemplos que yo. Mientras tanto, en México, la incredulidad compró boletos de primera fila, el temor, un palco, el descuido personal y hacia los demás, tiene asientos preferentes frente a un escenario alarmantemente triste y desolado.
Si tuvieras en la mano ese bastón de mando invisible que sólo reciben los que se han ganado la autoridad moral, ¿a quién se lo darías en estos momentos de emergencia sanitaria, de confusión en la información, de poca claridad y credibilidad? La verdad es una, sólo una, no varias, para ti ¿quién la tiene? Tal vez la otra opción puede ser buscar una fuente que para ti sea confiable, seguirla, compararla constantemente y tomar el bastón de mando, por ti mismo.
Salud para ti, los tuyos y para todos. Gracias por leer.
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Hasta el próximo miércoles.