Desde entonces hemos impulsado acciones que promueven estilos de vida saludables entre las niñas, niños, sus familias y el personal educativo de los centros escolares.
Nuestro objetivo se ha centrado en enseñarles la importancia de adquirir hábitos saludables, como aumentar el consumo de frutas y verduras en su alimentación, y realizar actividades físicas para evitar el sedentarismo.
El compromiso ha sido muy grande. Se han invertido 3.7 millones de dólares, lo que nos ha permitido impactar de manera directa a 42,435 niñas y niños, 402 docentes y 157 Centros Comunitarios de Desarrollo Infantil de la Ciudad de México, Puebla y el Estado de México.
A raíz de estas acciones, la gran mayoría de las niñas y niños beneficiados con el programa ahora pueden identificar alimentos con alto porcentaje de azúcar; comen de manera más saludable y realizan algún deporte. En otras palabras, los beneficios del programa son palpables en su presente.
Estoy convencida de lo importante que es seguir propiciando este tipo de acciones, pues la información puede prevenir enfermedades como la obesidad infantil, un problema de salud pública cada vez más común.
Por eso, el pasado 11 de mayo, celebramos los resultados de nuestras acciones para mostrarle a la sociedad el impacto que ha tenido en programa en las comunidades, al mismo tiempo que todos los actores involucrados reafirmamos nuestro compromiso.
La niñez tiene derecho a la salud y todas y todos podemos hacer algo para garantizarlo. Desde Save the Children, seguiremos construyendo y fortaleciendo alianzas para promover estilos de vida saludables.