• La voz de todos importa y una buena empresa debe estar consciente de esto.

• A la larga, la rutina mata la creatividad.

• Fomentar la lluvia de ideas ayuda a hacer del proceso creativo algo más natural.

La creatividad es un concepto abstracto que no siempre logramos sacar de nosotros. A veces podemos pensar que no somos lo suficientemente creativos, nos desanimamos y nos encasillamos en un sitio. Pero no existe mentira más grande, la creatividad no discrimina a nadie, no importa tu edad, gustos o características. Lo complicado se vuelve, entonces, fomentar el flujo constante de ideas, ¿cómo hacer que crezcan y que haya muchas más cocinándose en nuestro cerebro? Para que algo así suceda en un entorno que parece tan absorbente y opresivo como la rutina laboral, es necesario cambiar ciertas estructuras.

Es natural adaptarnos. Se adapta el trabajador y se adapta la empresa. Crean sus métodos, sus horarios, sus reglas y tratan de cumplirlas tan bien como se pueda, pues la experiencia les ha demostrado que así funciona. Pero aunque es bueno ser organizado, mantener lo mismos métodos por meses o incluso años, crea el ambiente perfecto para que la creatividad deje de fluir. ¿Cómo podemos sacarle nuevas ideas a nuestra cabeza? Tenemos que estimularla y el ambiente en el que estamos es el más sencillo y accesible método para conseguirlo.

Lluvia de ideas

La lluvia de ideas consiste en arrojar todo lo que se te ocurra, sin juzgarlo, ni sobreanalizarlo, para proponer soluciones a un problema. Este método ayuda a forzar nuevas ideas y aunque algunas pueden ser descabelladas, muchas pueden dar pie a algo más interesante. Fomentar esta rutina cada cierto tiempo, sin duda estimulará a cualquier equipo de trabajo, sobre todo a relajarse y hacer del proceso creativo algo más natural.

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Un ambiente de participación

La voz de todos importa y una buena empresa debe estar consciente de esto. Es necesario una apertura, una buena comunicación y un ambiente en el que se estimule a los empleados a participar. Es natural que cada persona se meta en sus tareas, se encierre en su rutina y no vaya más allá de eso. Es por eso que todos deben saber que sus ideas y propuestas importan, sea cual sea el ámbito al que vayan dirigidas.

Importancia de la libertad

Seguro es complicado pensar en el concepto de libertad cuando hablamos de un trabajo de oficina, con horarios estrictos y reglas muy específicas. Sin embargo, no se trata de transformar la empresa en anarquía absoluta. Cada trabajo tiene sus métodos y sus objetivos, pero la gran diferencia debe estar en cómo conseguirlos. Los jefes deben dictar lo que se debe alcanzar, pero los empleados deben tener libertad para saber cómo conseguirlo.

No a la rutina

Es casi imposible no pensar en una rutina. Las rutinas nos salvan muchas veces, automatizando procesos y dejando espacio para que nuestra mente funcione en automático y desarrolle las labores de forma efectiva y sin tanto estrés. Sin embargo, a la larga, la rutina mata la creatividad. Cada cierto tiempo dicha rutina debería renovarse. Un buen trabajo creativo no se queda estático.

Un buen descanso

Aunque estemos hablando de trabajo, todos necesitamos descansar lo suficiente. Es algo que nuestro cuerpo nos pide día con día para funcionar de manera adecuada. De nada sirve saturar de trabajo a los empleados, esto sólo fomenta el estrés laboral y la ansiedad. Una mente libre de presiones y con suficientes horas de sueño, trabaja infinitamente mejor.