- Fabricantes como Ford enfrentan grandes pérdidas por cada vehículo eléctrico vendido, mientras que en mercados líderes como Noruega, se encienden alarmas.
- Empresas emergentes en el sector, como Rivian, Lucid Motors y Fisker, han experimentado una rápida depreciación en sus valoraciones en el mercado.
- La viabilidad de los vehículos eléctricos está siendo cuestionada, ya que las empresas luchan por equilibrar la innovación tecnológica con la estabilidad financiera.
En el mundo de la industria automotriz, los vientos están cambiando y las señales son cada vez más claras. Sin embargo, en la febril carrera hacia la electrificación parece haber grietas y lo que una vez fue visto como el futuro incuestionable del transporte personal, ahora está siendo examinado bajo una lente más detallada y escéptica, con predicciones sobre una posible explosión de una “burbuja EV”.
Ford, uno de los gigantes tradicionales del automóvil, está enfrentando pérdidas con cada vehículo eléctrico vendido: así es, pierde 47.000 dólares por unidad.
Este panorama (bastante desalentador) se agrava al observar el ejemplo de Noruega, donde la adopción masiva de vehículos eléctricos solo ha logrado un modesto 10% de participación de mercado para Mercedes-Benz.
La semana pasada, Mercedes-Benz, uno de los nombres más respetados en la industria, hizo una declaración sorprendente al posponer sus planes de vehículos eléctricos para redirigir su enfoque hacia los motores de combustión. Hablamos de este tema en Merca2.0 la semana pasada.
Este movimiento no solo refleja las dificultades inherentes a la transición hacia la electrificación, sino que también plantea interrogantes sobre la viabilidad a corto plazo de este cambio de paradigma.
Todo esto se pregunta Odile Dubois en Markets Screener. Y hay más.
¿Los EV son una burbuja a punto de estallar?
Estos indicios de problemas no se limitan a los fabricantes tradicionales; también afectan a los llamados “nuevos fabricantes de automóviles”, aunque la descripción de “fabricantes” es un tanto engañosa, ya que muchos de ellos carecen de infraestructura de producción a gran escala.
Con la excepción de Tesla, empresas como Rivian, Lucid Motors y Fisker han sido sacudidas por una serie de dificultades financieras que han llevado a una rápida depreciación de sus valoraciones en el mercado.
Rivian, por ejemplo, experimentó una caída vertiginosa en su valor de mercado después de su salida a bolsa, pasando de una valoración inicial de 180.000 millones de dólares a menos de 10.000 millones en un abrir y cerrar de ojos.
A pesar de los esfuerzos por mantener la confianza de los inversores, los números no mienten: con miles de millones de dólares en pérdidas acumuladas y una proyección sombría para el flujo de efectivo futuro, Rivian se enfrenta a un futuro incierto.
Nada bien por aquí
Lucid Motors comparte un destino similar, con una valoración en bolsa que se ha desplomado desde los 90.000 millones de dólares hasta los modestos 7.000 millones actuales. Aunque la compañía ha establecido asociaciones estratégicas y cuenta con inversionistas de peso, como el fondo soberano saudí, su situación financiera sigue siendo precaria, con pérdidas continuas y una escasa reserva de efectivo.
Fisker, por otro lado, ha luchado por mantenerse a flote mientras busca reinventar el concepto de vehículo eléctrico.
Sin embargo, su valor en el mercado de valores ha caído en picada, pasando de valer 8.000 millones de dólares a menos de 300 millones en poco tiempo. Con expectativas de grandes pérdidas y una base de capital menguante, Fisker enfrenta una batalla cuesta arriba para mantenerse solvente.
Los EV, la burbuja y los interrogantes
En medio de este panorama sombrío, surge la pregunta inevitable: ¿estamos viendo el colapso de la burbuja de los vehículos eléctricos? A medida que las empresas luchan por encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la viabilidad financiera, queda claro que el camino hacia la electrificación total no será fácil ni rápido, dice Dubois.
Igualmente, a pesar de los desafíos que enfrentan los fabricantes de vehículos eléctricos emergentes, la electrificación sigue siendo una prioridad para la industria automotriz en su conjunto.
A pesar de los problemas, Ford sigue invirtiendo, lo mismo que General Motors, Toyota, Volvo y Stellantis, por ejemplo.
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