Por Alan Campos
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Debo admitir que cuando el ciclista estadounidense Lance Armstrong admitió ante Oprah Winfrey el haber utilizado sustancias ilegales para ganar el Tour de Francia en siete ocasiones, una parte de mi murió (de modo similar a un niño que descubre la verdad sobre los Reyes Magos), pues consideraba al texano como uno de los atletas más grandes que vi jamás, era la representación viva de nunca rendirse.
Tras finalizar de lamentarme por la confesión de Lance me puse a pensar en todo lo que ésta implicaba, no en el ámbito deportivo puesto que en ese rubro las diferentes autoridades ya le habían despojado de todo lo que le podían despojar (Tours de Francia y medallas olímpicas); sino en todo el dinero que dejaría de percibir en cuanto a los patrocinios, ya que no conozco ninguna marca dispuesta a tener entre sus patrocinados a un tramposo confeso.
Cabe destacar que varios de los patrocinadores de Armstrong ya se habían retirado en las semanas anteriores a la confesión, esto como resultado de la decisión del norteamericano por no seguirse defendiendo de las acusaciones en su contra, sin embargo hubo otros tantos que se mantuvieron firmes al lado del ciclista hasta el últimos momento.
Como era de esperarse, luego de la admisión de culpa del texano todas las grandes marcas zarparon una tras otra. Nike, Annheuser-Busch, Radio Shack, Oakley, Trek Bicycle Corp y otras marcas menos conocidas dejaron a Lance Armstrong, costándole ganancias por aproximadamente 75 millones de dólares.
Pero la multimillonaria resta no termina ahí, ya que gracias a sus 7 victorias en los Tour de Francia, el equipo U.S. Postal había entregado al ciclista 7.5 millones de dólares en bonos de desempeño, misma cantidad de billetes verdes que ahora el texano deberá regresar.
Sin embargo, y pese a la gran cantidad de dinero que Armstrong perdió en un abrir y cerrar de ojos, la revista Forbes calcula el valor neto del ex ciclista en 125 millones de dólares, dinero más que suficiente para ʻsobrevivirʼ por los próximos años. El verdadero problema radica en el golpe que sufrió su carrera, pues ha perdido toda la credibilidad que ganó a lo largo de los años, credibilidad y reputación que de acuerdo con los expertos le hubiera ayudado a embolsarse entre 150 y 200 millones de dólares en los próximos 10 años.
Hay confesiones costosas… y ésta.