Con la idea de elaborar un diagnóstico sobre la economía de Argentina, en septiembre de 2016 se instaló por 10 días en Buenos Aires un equipo de técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Fue el primer paso de un regreso del organismo internacional que terminará de plasmarse esta semana, cuando se confirme el monto del salvataje financiero que Argentina irá a pedirle (el ministro de Hacienda viajó de urgencia a Washington) para superar la crisis financiera desatada.
El FMI no es un organismo muy bien recordado en la Argentina. Es que durante los últimos años que presidió el país Carlos Menem (1989-1999) y luego, en los dos años de Fernando de la Rúa (2000-2001), al país no le fue nada bien aplicando las políticas recomendadas por ese organismo.
Durante los años siguientes, primero Néstor Kirchner, y luego su esposa, Cristina Fernández, desoyeron las voces de este tipo de organizaciones internacionales de financiación a partir de una política económica ultra proteccionista.
Este martes, y luego de una crisis que comenzó siendo cambiaria para tornarse financiera, el presidente Mauricio Macri anunció que el país volverá a pedir dinero al Fondo Monetario. No se han dado montos, tasas ni plazos, pero se estima que serán entre 20 y 30 mil millones de dólares, algo así como la mitad de las reservas que hoy tiene el Banco Central, y que estaba perdiendo a partir de venderlas para sostener el valor del dólar.
Algunos analistas económicos entienden que recurrir al Fondo Monetario Internacional es la mejor alternativa. Los que rechazan la idea hablan de “manotazo de ahogado” y de “improvisación absoluta”.
Con una suba fuerte del tipo de cambio en el último mes del orden del 12 por ciento, hay que ver ahora cómo impacta esto en la economía real: el precio de los combustibles y de la mayoría de los alimentos e insumos de la industria. La inflación de 2017 fue del 24% en Argentina.
En los medios
Los medios impresos reflejan de esta forma el retorno al Fondo Monetario Internacional: