Será una semana clave económicamente hablando en Argentina debido a que se producirá el debut de las llamadas “bandas cambiarias”. Se trata del sistema que desde este lunes 1 de octubre aplicará el Banco Central (BCRA) para controlar la exponencial suba del tipo de cambio y bajar la inflación.
El dólar aumentó un 116% desde el 31 de diciembre y la inflación, según los cálculos de distintas consultoras, estará por arriba del 40% a fin de 2018.
En ese marco, y ante las expectativas sobre cómo reacciona el mercado a la nueva estrategia, el dólar aumentó un 8,78% entre el jueves y viernes (los dos últimos días hábiles de septiembre), a pesar de que el Banco Central efectuó ventas de dólares para tratar de contenerlos.
Un día antes, el Gobierno había anunciado una ampliación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y una serie de medidas económicas y financieras que aplicaría desde el primer día de octubre.
A partir de este lunes, rige un programa de flotación de la cotización del dólar entre los 34 y los 44 pesos. Son dos bandas que se ajustarán a un ritmo del tres por ciento mensual.
Es decir: el Banco Central no intervendrá mientras el valor de la moneda estadounidense se mantenga entre esos dos valores (el viernes cerró a 42,10 en el Banco Nación). Si los supera, venderá 150 millones de dólares diarios para contenerlo. Por el contrario, si cae por debajo de 34 (algo muy improbable), comprará reservas para que el precio no descienda.
En lo que va de 2018, el peso argentino sufrió una depreciación de un 53%. El 31 de diciembre de 2017 cada dólar cotizaba en los bancos 19,45 pesos y exactamente nueve meses después se comercializa a 42,10.
Este incremento de la divisa estadounidense ha provocado una crisis económica sin precedentes en el país desde la debacle de 2001, cuando cayó en default por la imposibilidad de pagar sus deudas.
En ese momento, la crisis obligó a renunciar al entonces presidente Fernando De la Rúa.
Acuerdo y más tensión
Con la primera estampida del dólar de mayo pasado (pasó de 20 a 30 pesos), el Gobierno pidió auxilio al FMI. Fue un acuerdo de un préstamo de 50.000 millones de dólares que se iban a ir desembolsando desde 2018 y hasta 2021.
El presidente Mauricio Macri prometió bajar drásticamente el gasto público y el Banco Central argentino elevó las tasas de interés a un máximo mundial del 60 por ciento (no hay otro lugar de la Tierra con ese nivel de tasa). Sin embargo, la situación no mejoró.
Por un nuevo incremento de la divisa de los Estados Unidos (el dólar tepó a casi 40 pesos), el Gobierno debió volver al Fondo, en este caso para conseguir una ampliación de 7.000 millones de dólares adicionales, y el adelantamiento de los desembolsos para 2018 y fundamentalmente para 2019.
En paralelo, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, envió al Congreso de la Nación un austero proyecto de ley de Presupuesto 2019 que incluye recortes en todas las partidas estatales para llegar a fin del año que viene con un déficit primario en cero (sin contar el pago de la deuda).
Además, el Banco Central dio a conocer un plan de no emisión de dinero para controlar la inflación, lo que derivará, todos coinciden, en una fuerte retracción de la economía de al menos un año calendario. Hoy, el consumo está en los niveles más bajos en años y además el país tiene un alto déficit comercial.
