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En México, el cambio de horario se realiza desde 1996.
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El horario de invierno busca aprovechar más la luz natural del sol.
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Tal vez en un principio el principal problema es que te levantarás una hora más temprano.
Los cambios de horario pueden ser un dolor de cabeza para muchos. Primero llegan las dudas sobre cuándo se debe modificar la hora y de qué manera y aunque todo esto ya lo hacen nuestros relojes en automático, gracias al internet, siempre hay que estar prevenidos. Entonces, en este 2020, ¿cuándo cambia el horario de verano por el de invierno? Todos los relojes se atrasarán una hora el próximo domingo 25 de octubre. El horario de invierno durará casi medio año y será hasta el cuatro de abril de 2021, cuando tengamos que adelantar nuestros relojes una hora de nuevo. ¿Por qué tantos cambios? La idea del de invierno es aprovechar más la luz natural del sol en nuestras tareas cotidianas. Es decir, será una hora más temprano de lo normal, pero el sol ya estará iluminando nuestro día.
En México, el cambio de horario se realiza desde 1996. Cuenta la historia que este método data desde 1895, año en que el neozelandés, George Hudson, lo propuso formalmente. Poco a poco su idea se fue adaptando hacia otros países, como Inglaterra y Estados Unidos, pero la primera ciudad en hacer este cambio fue Port Arthur, al norte de Ontario, Canadá, en el año de 1908. El Imperio Alemán se convirtió posteriormente en la primera nación en cambiar los relojes en 1916, los cuales adelantó para tratar de ahorrar carbón, que era necesario en la Primera Guerra Mundial. Con los años, nos hemos acostumbrado a hacerlo, pero casi siempre nuestro cuerpo resiente los primeros días y semanas, así que estos consejos te pueden ayudar a adaptarte mejor.
Ajusta tu cabeza
Recuerda que ganaste una hora del día y hay más luz solar. Aunque en tu cabeza tal vez ya se hizo tarde, lo cierto es que cuentas con estos beneficios y debes aprovecharlos. Trata de tomar tu propio ritmo y adaptarte psicológicamente. Toma en cuenta todo lo que implica y prepárate en todos los sentidos, desde tu cuerpo hasta las actividades que deberás realizar. Convierte este cambio en tu aliado.
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Date el tiempo
Recuerda que no debes forzarte. Tal vez en un principio el principal problema es que te levantarás una hora más temprano y, para la tarde, te sentirás más cansado. Esta especie de “jet lag”, toma un rato en desaparecer. No te frustres, que tu cuerpo se irá adaptando, dale tiempo a tu organismo para que se sincronice con tu nuevo reloj y se acostumbre a la mayor cantidad de luz solar que estará recibiendo durante el día.
Paciencia con la familia
El panorama puede ser mucho más frustrante para quienes tienen niños pequeños. Cuida de tus hijos y enséñales los beneficios de este horario, pero, sobre todo, sé paciente con ellos. Sus cuerpos funcionan en un ritmo diferente al tuyo, tanto física como mentalmente y debes saber cómo tratarlos para que no se vuelvan una carga más. Trabajen en equipo para aprovechar el día al máximo.
Cuida tu cuerpo
A final de cuentas, todo lo que ocurre con el cambio de horario es físico. Aliméntate bien, sobre todo con mucha vitamina C. Toma sol para reanimar tu cuerpo y generar melanina, al menos durante el primer día. El sábado anterior, te recomendamos que te duermas una hora más tarde, para que tu organismo no resienta el golpe que puede supone ver salir el sol antes de lo normal.
Adapta los ritmos del sueño
El cuerpo requiere de cierta cantidad de descanso cada día o no funcionará bien. Es por ello que lo mejor es que tomes buenos hábitos para ayudarle. Trata de cenar algo ligero y en pocas cantidades y ponte un horario para hacerlo. Evita consumir bebidas con cafeína, sobre todo por la tarde o a altas horas de la noche.