El cobalto es un mineral de altísima dureza y resistencia al desgaste que se utiliza en las baterías de litio de muchos aparatos electrónicos que se venden en lujosos aparadores de Sony, Apple, Microsoft o LG. De color azul intenso, es uno de los minerales más escasos del mundo: el 50 por ciento de todos los depósitos existentes se encuentran en la República Democrática del Congo (RDC). El resto se encuentra, en cantidades mucho menores, en Australia, Cuba, Zambia, Filipinas, Rusia, Canadá y Brasil, de acuerdo con datos de Statista.
La RDC, antes llamada Zaire, es un enorme país, casi del tamaño de Europa Occidental, con una exuberante riqueza natural, que ha sido objeto de saqueo desde las colonias francesas y portuguesas hasta la actualidad. Además, en el Congo se libró la llamada Gran Guerra Mundial Africana, entre 1998 y 2003, en la que participaron nueve países y perdieron la vida casi 5 millones de personas.
Hoy Amnistía Internacional, en colaboración con Afrewatch dio a conocer su informe “Esto es por lo que morimos: Abusos a los derechos humanos en la República Democrática del Congo mediante el comercio global del cobalto” en el que se rastrea la venta del mineral desde las minas en las que es extraído por niños pequeños que trabajan en condiciones alarmantemente peligrosas.
El documento describe experiencias como las de Paul, un niño huérfano de 14 años de edad que ha pasado trabajando en la mina hasta 24 horas sin salir a la superficie. En iguales condiciones se encuentran otros 40 mil niños que extraen cobalto en las montañas del Congo sin equipo de protección alguno, teniendo que atravesar diminutos túneles y expuestos a sufrir daños pulmonares permanentes.
Mark Dummet, investigador de AI sobre empresas y derechos humanos asegura que por lo menos 80 mineros (niños incluidos) murieron el año pasado, cuyos cadáveres fueron dejados entre las rocas.
Una vez que el cobalto es extraído, es transportado hasta las instalaciones de la empresa Congo Dongfang Mining, filial de la gigante minera Zhejiang Huayou Cobalt Ltd, que se encarga de la distribución en China y Corea del Sur. La investigación apunta que sólo durante 2013, estas corporaciones adquirieron cobalto por un valor de 90 millones de dólares. El mineral se vende posteriormente a fabricantes de baterías, y estas son suministradas a las grandes empresas que las utilizan para sus aparatos electrónicos.
De las 16 multinacionales que Amnistía Internacional contactó, ninguna proporcionó datos suficientes para comprobar el origen del cobalto que utilizan. Únicamente una admitió que lo compra a Huayou Cobalt, otras cinco negaron comprar el mineral a esta empresa y otras dos rechazaron comprar cobalto procedente del Congo. Sin embargo, están en las listas de clientes de Huayou Cobalt.
“Es una enorme paradoja de la era digital que algunas de las compañías más ricas y más innovadoras sean capaces de mercadear aparatos increíblemente sofisticados sin que se les requiera mostrar de dónde sacan las materias primas para sus componentes”, señaló Emmanuel Umpula, director de Afrewatch.
El informe señala que la única respuesta que obtuvo de Apple fue que ambigua y no respondió directamente a la pregunta sobre el origen del cobalto que utiliza: “Actualmente estamos evaluando docenas de diferentes materiales, incluyendo el cobalto, para identificar riesgos laborales y ambientales así como oportunidades para que Apple pueda hacer cambios efectivos, escalables y sostenibles”. Además de Apple, sólo Microsoft ha tomado algún tipo de medida para abordar este problema.
Amnistía Internacional elaboró una lista de las compañías que incluyen en su cadena de suministros a Huayou Cobalt, en la que destaca los multimillonarios ingresos que obtienen al año al tiempo que no son diligentes para comprobar de dónde vienen los materiales que utilizan, pero sobre todo el hecho de que la extracción de este escaso material no ha significado prosperidad alguna para los mineros y el pueblo congoleño, sino al contrario.
Sin que existan leyes que obliguen a las empresas a preocuparse y saber de dónde se extraen los minerales, dice Dummet, “las empresas seguirán beneficiándose de los abusos contra los Derechos Humanos”.
Las compañías enlistadas por AI son las siguientes: Apple, Daimler AG (matriz de Mercedes Benz), HP, Huawei, Lenovo (Motorola), Microsoft, Samsung, Sony, Vodafone, Volkswagen y LG.