A principios de este años hablamos de cómo en Italia y varios países europeos iniciaron una investigación contra Apple y Samsung por la presunta ralentización de sus dispositivos. Esto ya tuvo un desenlace.
Las autoridades reguladoras italianas concluyeron que ambas tecnológicas limitaron deliberadamente la vida útil de sus teléfonos y, por considerar que incurrieron en prácticas comerciales injustas a ese respecto, se determinó que son acreedoras a una multa económica.
“Las compañías del grupo Apple y del grupo Samsung aplicaron prácticas comerciales deshonestas”, indicó en un comunicado la Autoridad italiana garante de la competencia (AGCM).
A esta práctica la denominan como obsolescencia programada y consiste en exactamente eso, hacer más lento un dispositivo.
En su momento se argumento que esto se debe por la propia seguridad de los equipos, ya que las actualizaciones consumen más memoria y batería, sobrecalentando el smartphone.
De acuerdo con el dictamen de la AGCM, ambas compañías incurrieron en prácticas comerciales injustas que buscaron “obligar a los consumidores a descargar algunas actualizaciones que causaron graves disfunciones y redujeron significativamente su funcionamiento, acelerando así su sustitución por productos más recientes”.
De tal forma, a Apple se le impuso una multa de 10 millones de euros, mientras que a Samsung una correspondiente a 5 millones de euros.
A la firma estadounidense le corresponde una sanción más alta por no informar “correctamente a los usuarios de la duración de las baterías de litio de sus teléfonos y ciertos factores que contribuyen a su deterioro”, según expone el diario El Mundo.
La multa económica se suma al impacto en la imagen corporativa que sufrieron ambas compañías cuando se suscitó el caso que llegó a demandarles un trabajo de relaciones públicas a ambas firmas. Apple incluso tuvo que emitir una disculpa pública y acciones para compensar a los consumidores.