Por Camila González
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Tanto critico y critico las adicciones de este mundo interconectado y resalto la nostalgia que me generan los hábitos de antes —sin pantallas ni tecladitos permanentes—, que hoy me encanta comentarles acerca de algo que encontré y me movió las fibras sensibles…
Se habla de redes sociales, de conexión, de conectividad, de contactos, de todos esos términos alrededor de la unión, como si fuera lo más común. Y sin embargo, lo que hay en el fondo del asunto es un fenómeno sociológico impresionante. Como nunca, así, como nunca, la humanidad está conectada. El concepto de distancia ya no tiene el mismo significado ni el de comunicación ni el de relación. Esta es una era de resignificación. Casi nada.
Lo que me encontré, gracias a un gran amigo que no para de investigar cosas nuevas, es una app que sacaron en Singapur, llamada My Smart Eye, diseñada para la solidaridad. ¿Qué quiero decir con eso? Es una aplicación para que personas con discapacidad visual, sí, ciegas, tengan por instantes los ojos de muchos otros que tienen la fortuna de ver.
Funciona así: la red de gente que tenga esta herramienta en su teléfono va a ver las fotos que toma alguien que no ve y va a poder decirle a esa persona qué hay en la imagen… una descripción instantánea de la fotografía. Es un apoyo de alguien, cualquiera, en algún lugar del mundo. Esa descripción la escucha en audio la persona que tomó la foto, en cualquier punto del planeta.
Así, las plataformas nos están uniendo cada vez más, como las de crowdfunding. Esta nueva tendencia entonces sería de crowdsourcing. Esto quiere decir la convocatoria abierta a la multitud anónima o comunidad para hacer tareas específicas que antes haría una sola persona. Estas tendencias abren la puerta a un concepto de unión nunca antes visto, si lo piensan es para quedar atónitos…
Ser los ojos de alguien, me encanta la idea. Y más me encanta la inventiva de que salgan este tipo de instrumentos que además de conectarnos entre sí, nos conectan con el sentido de humanidad más profundo, en el que todos somos uno. Ese sentido de red es fantástico.
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