¿Tiempo de reflexión o tiempo de mirar atrás? Seguro más de una vez hemos asumido ser poseedores del arco y las flechas de Febo Apolo, este dios travieso de las mitologías Homéricas, un participante activo y decisivo de algunas cruzadas Griegas.
En batallas como La Iliada, en las que los Dioses asemejan ser jugadores de un gran tablero de ajedrez, y en este cuadrilátero imaginario van realizando movimientos estratégicos para derrotar a sus contrarios. Al final, son todos Griegos y todos esclavos de los dioses; un combate que conduce a poco y a veces a nada. La búsqueda de un pretexto, en este caso el romance entre Paris y Helena, encumbra una de las guerras más encarnizadas de la cultura occidental.
Entre flechas invisibles, así parecemos caminar en nuestra propia guerra por capturar a nuestros clientes, cada “flashazo” dibujado con videos, textos cortos, o imágenes, va intentando dar en el blanco (nuestros clientes).
Ese universo que parecía infinito, se va reduciendo cuando describimos las cualidades de nuestro prospecto ideal. En este preciso momento, aparece un túnel que se achica conforme se avanza dentro de él. Cuán difícil se torna describir al cliente ideal, a esta pregunta en general se responde con trazos inconclusos. Por supuesto, crear la imagen de esa “diana o target” un pedacito del primer gran universo que creemos conocer, llamado “El Mercado”.
Algunas veces, al momento de intentar descifrar un emprendimiento y justo después del primer acercamiento con los responsables, la charla inicia con una descripción extensa sobre del producto y por lo general esta se efectúa con un minucioso detalle que asombra y refleja la pasión sobre de este.
En nuestra experiencia, el “producto-centrismo” es la característica que más se repite en cantidad en los incipientes proyectos. ¿Cómo trasladar esa pasión en el fenómeno (nuestro producto) a lo que se va dejando como circunstancial (nuestro cliente)?
¿Se puede ser “cliente-centrista” sin desenamorar al equipo de nuestro producto? Tal vez, un primer paso tendrá que ver con describir los beneficios. Qué representa esto; redirigir el enfoque a los ¿para qué? Y dejar a los ¿qué? (nuestros servicios) en un segundo plano. Pudiera ser este el momento justo para cargar el arco e iniciar a disparar las flechas y ¿por qué no? Ser tan arrogantes o más, que el mismísimo Apolo en las afueras de la ciudad de Ilión.