De la percepción, de los valores sociales y la forma en que nos comunicamos. El flujo de las interacciones sociales viaja en una velocidad diferente y los códigos de comunicación ya no son los que se usaban hace cinco años. Yo definiría esta patología social y cultural como el quiebre irracional de un incesto de la información y de la meta información, que es lo que está más allá de la información y el contenido. Que define lo que se comunica con nosotros y los mensajes que desencriptamos, enviamos, recibimos, consumimos, comemos y adoptamos.
Ante esto, y partir de 2017 dos serán los ejes que definirán el rol de la comunicación, los medios tradicionales, digitales y la vida digital de todos. Se trata de la posverdad y las “Fake News” o noticias falsas. Ambas palabras y conceptos son neologismos y como tales, al ser tan recientes no existe una definición con rigor y de diccionario. Ya no hay recetas de cocina. Por lo mismo he construido sus acepciones a partir de mi práctica de analizar las ecuaciones sociales que he experimentado en campo y la vida digital de las personas.
Mi definición
Fake News -Noticias falsas-. Del neologismo Fake News. Nueva palabra para definir y clasificar noticias intencionalmente publicadas en medios tradicionales o digitales. No comprobadas, no verificadas, sin fuente identificada y sin la supervisión de un editor con rigor. Generadas para crear incertidumbre, miedo, desestabilización para apoyar o desacreditar. Y así obtener un capital de seguidores, perfiles y usuarios de redes sociales para avivar un movimiento, un interés económico o de marca o una persona. Usadas también para influir en la opinión pública y sociedad de consumo.
Posverdad. Del neologismo post-truth. Es un concepto muy ambiguo, complejo de estructurar y entender por tan novedoso. Sucede cuando las emociones, las posturas ideológicas y creencias influyen de una forma más efectiva y práctica en la opinión pública que los hechos comprobados. Efecto desestabilizador de todo lo establecido a raíz del enojo de una sociedad o asociación. Y entonces sucede lo inimaginable y menos pronosticado. Surge como un mensaje y respuesta irracional para desestabilizar. Es un motor disruptor -que causa desorden o destruye- para la destrucción o auto destrucción de la sociedad. Los ejemplos más prácticos de 2016: Brexit, la victoria de Donald Trump o el fracaso de la firma de paz entre las FARC y el gobierno colombiano.
La posverdad y las noticias falsas mantienen una relación dialéctica y cercana. Como una estrecha relación entre opuestos. Complementaria y muy cercana. Aunque son muy diferentes están unidas, son derivados y no existe un concepto sin el otro. A partir de 2017 reinarán el mundo entre la confusión, el miedo, la incertidumbre y la falta de contenido relevante. Todo es verdad y nada es verdad.