AĆŗn antes de la llegada de las plataformas, una de las grandes peticiones para los estudios de cine estaba en reducir el tiempo de llegada de un estreno entre un medio y otro. Es decir, en lugar de esperar al menos tres meses, entre el lanzamiento de una pelĆcula en salas y su llegada a la venta en video, y otro tanto para llegar a la televisión, el streaming o las plataformas, hacerlo en simultĆ”neo o con menos tiempo de diferencia. El principal opositor, desde luego, eran las salas de cine, puesto que ello podrĆa disminuir el interĆ©s por verla de forma tradicional a esperar a tenerla en la comodidad de casa. Pero, con las salas cerradas en gran parte del mundo, ante una gran demanda de contenidos, y la oportunidad de aminorar las pĆ©rdidas, la brecha parece haberse cerrado.
PelĆculas aĆŗn en cartelera como āEl hombre invisibleā y āThe Huntā, por ejemplo, llegaron la semana pasada bajo demanda en EE.UU. Otras como āEl ascenso de Skywalkerā y āJumanji: El siguiente nivelā adelantaron su estreno. Algunas mĆ”s, como āMujer Maravilla 1984ā exploran la posibilidad de irse directo por ese medio, pues, con tantos filmes cancelando su estreno y por reprogramarlo, la cascada de ajustes serĆ” interminable y afectarĆ” el resto de este aƱo y el próximo.
Ahora bien, volviendo al tema central, este ajuste que estĆ”n haciendo los estudios por ofrecer sus contenidos antes de tiempo por otros canales de distribución, implica mucho mĆ”s de lo que puede percibirse en un principio. La principal herramienta, desde luego, serĆ” bajo demanda. Estrenos como los mencionados y otros como āTrolls: Word Tourā, se ofrecerĆ”n en EE.UU. por 19.99 dólares por 48 horas. Con ello, los estudios podrĆ”n probar y tendrĆ”n datos muchos mĆ”s claros sobre la reacción del pĆŗblico ante esta alternativa. PodrĆ” haber un ābox officeā con la diferencia de que las salas serĆ”n los hogares, no los complejos de cine. Por ende, tambiĆ©n minimizarĆ”n el porcentaje que las salas se quedan, mientras que el pĆŗblico podrĆ” ver las pelĆculas a un costo menor, considerando el precio por persona y que sólo permite una vista a la vez. Esta alternativa, es mucho mĆ”s accesible para ciertos sectores.Ā
La medida podrĆ” minimizar el impacto para los estudios y le ofrecerĆ” alternativas al pĆŗblico. La cuestión estĆ” en las salas. Por un lado, pasarĆ”n semanas cerradas y, por otro, verĆ”n su propio modelo puesto en duda de nuevo, como en cierta forma sucediera en los 90ās ante la llegada del video. La experiencia cinematogrĆ”fica, aquello de que el cine se ve mejor en el cine (y la verdad es que sĆ), de nueva cuenta serĆ” tema de conversación con la diferencia de que en esta ocasión se tendrĆ”n datos de cómo reacciona el pĆŗblico ante estrenos de tĆtulos estelares. La capacidad de negociación de las salas, serĆ” distinta.
El reto estarĆ”, desde luego, en revalorar la experiencia de ir al cine, aquello que no ha podido ni podrĆ” ser substituido por cualquier otra alternativa. La reacción de las salas al respecto darĆ” buena idea de lo que puede esperarse. Mientras tanto, la alternativa le ofrece una salida al contenido existente, pero tambiĆ©n pone sobre la mesa de quĆ© tanto vale la pena invertir en nuevas producciones o en proyectos riesgosos, un tanto la situación que apremia las finanzas de Netflix desde hace tiempo. Ćse serĆ” otro efecto, pues no sólo se estĆ”n reprogramando los estrenos, sino tambiĆ©n los proyectos en producción y por producirse. Lo que sucede hoy en dĆa, es sin duda apenas el inicio de una pelĆcula cuyos giro de tuerca estĆ”n lejos de vislumbrarse.