Su estrategia mediática (planeada o no), es eficiente y cumple principalmente con tres funciones: imponer agenda política, opacar a adversarios y mantener su imagen pública pulcra (lo logren o no).

El sistema que le ha permitido mantener un porcentaje de aprobación de 58 por ciento, según la última encuesta de Consulta Mitofsky, es una cortina de hierro que se abre todos los días para la mañanera y se vuelve a cerrar. Después de esto, la cortina únicamente se vuelve a abrir cuando el presidente desea, según sus necesidades, desprestigiar a alguien; o como ahora para dar paso a los nuevos candidatos presidenciales.

Bastó que el presidente haya nombrado a Claudia Sheinbaum y a Marcelo Ebrad como candidatos a la presidencia para que ya se dé por un hecho que entre uno de ellos se encuentra el próximo presidente. Ya dependerá de ellos aprovechar o no la oportunidad que se les ofrece.

Hasta ahora Sheinbaum ha destacado -pese a tener una personalidad gris- “cacareando el huevo” como se dice vulgarmente al aprovechar todos sus logros y decisiones como actual jefa de gobierno ello pese a que eso está prohibido por el INE.

Según una investigación de LatinUS el gobierno de la Ciudad de México invirtió 46 millones de pesos en una campaña publicitaria a favor de Sheinbaum, según la investigación presentada por Carlos Loret de Mola para ello se utilizó dinero de las arcas de la ciudad, lo que se suma a la contratación de especialistas extranjeros para favorecer a la otrora científica.

Mientras que Ebrard tiene un hándicap: es hombre un país en el que aún hay un dejo de machismo, y aunque todavía no despega por completo lo hará y sacará tajada de sus buenas decisiones cuando fue jefe de gobierno y como canciller; por ejemplo, al ponerse al tú por tú contra las armeras estadunidenses y sacar adelante el Tratado de Libre Comercio con los países de América del Norte.

Le pregunto querido lector ¿usted sabe cómo se llama el secretario de gobernación o tiene en mente el nombre de 10 gobernadores de los estados del país?, no lo culpo si su respuesta es negativa. Es el fenómeno AMLO que tiene como otro de sus ángulos desdibujar a cualquier otra figura contrincante o aliada que pudiera hacerle sombra.

Un caso muy visible de esta estrategia clásica de “divide y vencerás” es el caso del (por decir lo menos) canalla de “Alito” Moreno quien tras ser exhibido en audios comprometedores (producto de un vil espionaje), orilla su salida del PRI y retrasa una posible alianza.

El ex presidente Vicente Fox en un arranque desesperado por hacer mención de alguien que pueda hacer frente a los dedazos presidenciales mencionó en un tuit respecto a la senadora Lilly Téllez: “Una gran candidata! Ojo, puede ser la Presidenta de México! tiene corazón y amor por México. Tiene faldas, carácter y valor civil. Tiene emociones, sentimientos y valores exige respeto a la ley y la constitución”, sólo él se ha atrevido a mencionar a alguien, ya veremos si en este ya cada vez más reducido camino alguien más se apunta.