American Express, el mayor emisor de tarjetas de crédito en los Estados Unidos, cambió a inicios de año de CEO, con lo que finalizó la era de Ken Chenault al frente de la institución financiera para dar paso a Steve Squeri, quien, dentro de sus principales tareas estará hacer frente a los demás grupos bancarios, con un pequeño problema, la mayoría de los directivos de la competencia conocen muy bien la entrañas de AmEx.
De acuerdo con un informe de Bloomberg, la prolongada estancia de Chenault en la dirección general de la entidad provocó un cuello de botella, conforme avanzaban los directivos de diversas áreas dentro de la firma, llegaban a un punto al que no podían acceder por lo que la competencia se llevó a estos personajes a lo más alto.
Ejemplo de ello, según el medio, es Dan Schulman, quien renunció como jefe de división de crecimiento empresarial de American Express durante 2014, ahora dirige Paypal; otrora presidente de AmEx fue Al Kelly, quien se convirtió en CEO de Visa durante 2016. Otros ex-ejecutivos dirigen las divisiones de tarjetas de crédito en JPMorgan Chase y Citigroup.
Derivado de ello es que los bancos han mostrado a American Express su intensidad en cuanto a emisión de tarjetas. Durante 2016, JPMorgan introdujo al mercado el plástico Sapphire Reserve, una tarjeta de 450 dólares anuales que venía con un bono de inscripción inicial de cien mil puntos de recompensa. El producto, desarrollado por una ex-ejecutiva de AmEx, Pamela Codispoti, fue un éxito instantáneo entre los millennials.
Según Bloomberg, un directivo de la entidad lamentó en una conferencia de inversionistas que dicho producto fuera un “ataque frontal” a su tarjeta Platino. En ese mismo año, Citigroup llegaría a un acuerdo con Costco para lanzar una tarjeta de marca compartida entre sus clientes, esto se dio luego de que American Express no pudiera concretar un acuerdo sobre las cuotas; la minorista fue por mucho tiempo el mayor socio de AmEx en esta división.
Cuando Chenault asumió el mando durante 2001, el principal objetivo del instituto financiero era la estabilidad, ya que en la víspera, su predecesor realizó diversas estrategias para convertirla en un supermercado para todo, desde crédito hasta administración de activos y corretaje, lo que devastó las ganancias.
Dentro de su periodo, Chenault se centró en las tarjetas, firmó acuerdo lucrativos con minoristas y mejoró los productos prémium; estas decisiones ayudaron a cuadruplicar las ganancias. Al mismo tiempo, la compañía también se convirtió en una especie de escuela para altos ejecutivos, la firma enfatizó la capacitación, por lo que cada año inscribe a una veintena de vicepresidentes en un programa de desarrollo de liderazgo ofrecido por la Universidad de Duke.
Según la fuente, este programa se convirtió en un terreno fértil donde la competencia cazaba talentos. Chenaut desestimó la amenaza que representan sus exejecutivos, “sí bien hemos poblado la industria, lo que la gente no ha podio exportar es la singularidad de nuestra marca”, declaró a AP el año pasado.
En el periodo mencionado, AmEx cerró con un número récord de tarjetahabientes Platinum, además de que amplió sus alianzas con cadenas hoteleras, dentro de las que se incluyen Hilton Worldwide Holdings Inc. Para los accionistas, la pregunta es si American Express puede mantener su rápido crecimiento.
Sus acciones han incrementado su valor en alrededor de 51 por ciento en los últimos cinco años, pero está muy por debajo del aumento del 100 por ciento del índice S&P 500 Financials. Squeri sabe lo que enfrenta la compañía, él pasó los últimos dos años recortando mil millones de dólares en costos como parte de una reestructuración corporativa.