Una de las grandes razones por las que Uber se encuentra en medio de una crisis de reputación, se relaciona con las garantías que tienen sus colaboradores y socios. En más de una ocasión la empresa ha sido criticada por no aceptarse como un empleado a gran escala, situación que no hace más que empeorar su imagen frente a usuarios finales, posibles nuevos socios e inversionistas. Amazon podría comenzar a experimentar una situación similar.
Hasta abril de 2016, la negativa de Uber por asumir sus responsabilidades como empresa empleadora, le reportó gastos por 84 millones de dólares en la resolución de demandas a 385 mil demandantes que presentaron denuncias para ser reconocidos como empleados durante 2013.
De igual manera, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) decidió multar a la empresa con 20 millones de dólares por prácticas laborales engañosas, después de que conductores de 18 ciudades estadounidenses denunciaron que la compañía los engañó con ganancias “desproporcionadas” y afirmaciones que no eran ciertas sobre el financiamiento para adquirir vehículos propios.
La poca intensión de dar solución real a este problema, provoca que en ciudades como Seattle las cosas parezcan estar fuera de control. Tal y como reporta The Wall Street Journal, en aquella ciudad, en la que los conductores están cada vez más cercanos a conformar un sindicato, Uber en su lucha por disuadirlos obligar a los operadores a escuchar podcasts sobre derechos de voto, negociación colectiva y audiencias del consejo, grabaciones que de no ser escuchadas no permiten utilizar la aplicación para comenzar a recibir viajes.
La aplicación con una base de empleados cercana a los 11 mil empleados -sin incluir a sus controladores- y con un valor de mercado en IPO calculado entre 28 y 70 mil millones de dólares para 2017.
¿La historia se repite?
Aunque es cierto que las dimensiones y razones del problema no son exactamente las mismas, lo cierto es que ahora Amazon está por enfrentar la que se ha catalogado como “la mayor huelga de trabajadores” experimentada por la empresa en Europa.
Se trata de la huelga anunciada por los trabajadores del centro de San Fernando de Henares en Madrid, España, quienes han anunciado un paro de laborales de 48 horas para los próximos días 21 y 22 de marzo, fechas que coinciden con la celebración del Día del Padre en aquella nación.
Hablamos de uno de los centros logísticos más grandes de la compañía, el cual concentra parte importante de las inversiones de la firma. Hasta 2016, de cuando con datos publicados por El Mundo, se trataba de una nave de 77 mil metros cuadrados de superficie con un catálogo de más de 165 millones de productos físicos y una oferta de 35 millones de productos digitales. El almacén tiene funciones los siete días de la semana y hasta ese momento contaba con una plantilla de mil 600 trabajadores, que se dividen en tres turnos diarios.
En años recientes, Amazon invirtió 125 millones de euros en la ampliación y mejora de su capacidad logística en España, según datos entregados al Registro Mercantil, con la intención de hacer frente al incremento de la demanda en su negocio de comercio electrónico, en aquel país.
Para los colaboradores de Amazon, este crecimiento no corresponde con las condiciones laborales que ahora tienen. Los trabajadores han justificado que “defendemos el actual convenio propio del centro y unas mejoras laborales acordes al crecimiento de la multinacional del comercio electrónico”, en la Asamblea celebrada el 2 de marzo, cuando se aprobó la convocatoria de huelga por mayoría absoluta, con más del 70 por ciento de los votos.
Los empleados de Amazon han denunciado que la compañía trata de romper este convenio propio para pasar a funcionar con el Convenio Provincial de Logística pero, sin embargo, los trabajadores entiende que no hay compensaciones en materia de salarios, remuneración de horas extras, complementos por enfermedad común, sólo por mencionar algunos.
El impacto en el consumidor final
Adicional al paro de actividades, los empleados informes iniciaron una campaña de boicot que invita a los compradores a no adquirir productos a través de los servicios de dicha empresa mediante el hashtag #DíaDelPadreSinAmazon.
Hasta el momento, la etiqueta registra un impacto de 3 millones 789 mil 564 impresiones con aun total de 2 millones 097 mil 862 cuentas alcanzadas, lo cual resulta relevante en términos de imagen frente al consumidor final.
Es importante mencionar que esta no es la única huelga que Amazon ha experimentado en el mercado europeo. Hace pocos meses Alemania, Francia e Italia fueron escenario de movimientos similares.
Aunque en términos de impacto y alcance es cierto que la crisis de Uber no puede ser comparada con los problemas que enfrenta Amazon, lo que si es una realidad es que si esta última empresa no logra controlar estas situaciones con soluciones de raíz podría comenzar un camino espinoso en otros mercados y de cara a un consumidor cada vez más preocupado por la responsabilidad social, en donde una de las principales listas a evaluar son las condiciones laborales que ofrecen las compañías a sus trabajadores.
Un 64 por ciento de los consumidores reportan haber comprado a empresas socialmente responsables durante el año pasado, según un estudio de Good.Must.Grow. en el que además se señala que apenas un 26 por ciento ha evitado comprar a una compañía porque no fuese socialmente responsable.
En este sentido, es vital recordar un básico de la mercadotecnia que dicta que para tener clientes satisfechos hay que tener empleados contentos, tanto por lo que esto significa en términos de imagen así como por cuestiones de rentabilidad del negocio.
Por conclusión cabe recordar los hallazgos de una medición realizada por Gallup que sustentan la premisa. De acuerdo con el estudio, la generación de compromiso laboral contribuye significativamente a disminuir hasta en un 41 por ciento los errores de calidad, en 48 por ciento los incidentes laborales, en un 65 por ciento la rotación en empresas de baja rotación, 25 por ciento en aquellas de alta rotación y además logra reducir el ausentismo en hasta un 37 por ciento.
Uber parece que decidó olvidar la importancia de estos aspectos y ahora todos sabemos el gran problema que enfrenta.