ALTAN Redes es una empresa estatal mexicana que une en voz y datos a cerca de 80 millones de mexicanos y con el lema y la misión de no discriminar desde 2014.
¿Cómo es que esta red, que se constituyó con el objetivo de comunicar realmente a todo México, no se convertirá en una especie de elefante blanco inservible y que realmente sea una herramienta de comunicación para todos los usuarios de Internet y telefonía? Ahora mismo les cuento bien el chisme de telecomunicaciones.
Resulta que esta red, y lo sé de buena fuente, se construyó en el sexenio de Enrique Peña Nieto como una especie de sueño guajiro para unir con antenas a todo México (cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados). Entonces, entraron todos los llamados operadores de telefonía, como Telcel, IUSACEL, AT&T y otros más para usar esta red, como una especie de red compartida para optimizar datos y así ahorrar costos.
La realidad es que, como todo lo que muchas veces se construye por medio de empresas de gobierno, generó mucha incertidumbre y poca transparencia. Hay dos grandes versiones para esta realidad: una es que usaron esta especie de sueño guajiro de ALTAN como pretexto para robar dinero; la otra es que ALTAN es una red que nadie usa, más que los operadores privados para optimizar costos y ahorrar gastos para ganar más dinero mientras siguen incrementando sus tarifas a los usuarios de a pie.
¿Cómo terminará esta telenovela de telecomunicaciones?
No hay mucha claridad. Diego Ordoñez, ex funcionario de NAFIN, fue nombrado como nuevo director de ALTAN Redes y Andrés Manuel López Obrador tiene menos de dos años para empujar al elefante reumático para que se convierta en un verdadero sueño de comunicación para los niños de comunidades apartadas para generar internet y que estén comunicados para generar mexicanos libres de verdad. En pensamiento y mente.
Sin internet, para los niños no habrá pensamiento joven ni deseos de juventud; sin sueños, no hay dilema, no hay movimiento, ni energía, ni recarga. Lo que no se comunica está muerto. Sin vida. Es necesario que lleguen los datos a Oaxaca, a Chiapas, Baja California, como llegan las Sabritas, el contrabando y el narco.
Que llegue todo. Como los sueños y los pensamientos de la vida que nos mueve a todos. A vivir sin riesgo de comunicarnos y sin miedo tener acceso a la información.
Sin internet, no hay sueños ni vida. Ni problemas, ni riesgos. Sin problemas. Sin libertad, no hay vida.
