Como parte de la implementación de los acuerdos firmados en 2015, Alstom se desvinculará antes de fin de año de las tres empresas conjuntas de energía de las que formaba parte con General Electric (GE).
Las joint ventures Renewables, Grid y Nuclear se habían establecido en noviembre de 2015, en el proceso de venta de los negocios de energía de Alstom a GE por más de US$ 10,3 mil millones. “La transferencia de todos los intereses en esas empresas tendrá lugar el 2 de octubre de 2018 por un importe total de US$ 3.080 millones”, dijo la compañía francesa en un comunicado.
La noticia del grupo francés hizo elevar su cotización en bolsa.
No es un movimiento inesperado por parte de Alstom. La compañía tenía la intención de salir de los negocios relacionados con la energía (en fuerte retroceso) para concentrarse en su fuerte: la fabricación de equipos ferroviarios.
De hecho, tiene desde 2017 un acuerdo con Siemens para fusionar sus operaciones ferroviarias. De allí nacerá un jugador de primera línea en Europa para resistir mejor el avance internacional del gigante chino CRRC.
General Electric
En relación con la situación de GE, la compañía estadounidense no está pasando por un buen momento. En particular la división GE Power, en la que están incluidos los negocios con Alstom, está en una estricta revisión para que se adecue a los cambios en el mercado de la energía.
El año pasado, el propio director general de General Electric, John Flannery, dijo que “los negocios de Alstom fueron decepcionantes” y culpó –sin nombrarlo– al anterior CEO de no tener “una visión clara del mercado”. Su antecesor fue Jeff Immelt, quien manejó a la empresa durante 16 años hasta que Flannery los sustituyó en agosto de 2017.
Más allá de esto, y luego de recortes en gastos y empleos, en el balance del primer trimestre de 2018, General Electric superó las expectativas de los analistas en sus resultados. Incluso en Wall Street, donde las acciones reaccionaron con una subida del 3%.
En materia de energía, GE sufre el desplome de los pedidos del 29%. Le pasa lo mismo que otros gigantes energéticos: en los últimos años cayó la demanda de nuevas centrales térmicas en los países ricos y otros clientes redujeron sus inversiones debido al deterioro del mercado y a la incertidumbre sobre las futuras medidas de política climática.
