• Todavía se está tratando de determinar si la vacuna fue la causa de la reacción severa en los casos de Reino Unido

• De ser el caso, el siguiente paso del proceso sería que BioNTech y Pfizer aislaran el componente que está causando los problemas

• Sin embargo, considerando el foco de las compañías en producir la mayor cantidad de dosis posibles, esto podría pasar a segundo plano

No importa cuántas pruebas y ensayos clínicos se hagan, siempre existe el peligro de que se descubran efectos adversos severos en la aplicación de cualquier fármaco y vacuna. Tal es el caso con la prometedora fórmula anti-COVID de Pfizer. De acuerdo con Milenio, el gobierno de Reino Unido y la farmacéutica han recomendado cuidado en la aplicación de su fórmula en una población específica. Se trata de pacientes que tienen “historial significativo” de alergias.

A través de un comunicado, el director médico del Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unido dio a conocer que se detectaron dos casos de reacción severa en estos pacientes. De acuerdo con el experto, Stephen Powis, ambos recibieron la vacuna anti-COVID de Pfizer hace unas horas y tenían un historial significativo de reacciones alérgicas. Si bien ambos se están recuperando sin mayor problema, sí se recomendó no aplicar las dosis a pacientes similares.

June Raine, directora de la Agencia Reguladora de Productos Médicos y Salud (MHRA) de Reino Unido, señaló que no se habían detectado reacciones alérgicas en los ensayos clínicos. Sin embargo, teorizó que los casos que se acaban de dar con la vacuna de Pfizer responden a que, por ahora, se está dando prioridad a las poblaciones vulnerables. Así pues, también pidió a los especialistas seguir vigilando la aplicación de las dosis para detectar otras anomalías.

¿Momento de alarmarse con la vacuna de Pfizer?

Vale la pena recordar que la fórmula co-creada por BioNTech no solo es notable por ser de las primeras en ser aprobadas oficialmente en occidente. También porque, según Wired, usa un método muy distinto para crear inmunidad del que una vacuna tradicional usaría. Sería, en efecto, la primer fórmula farmacéutica que emplea mRNA para generar protección contra un virus que es usada en el público general. Así, es natural que haya ciertos desafíos inesperados.

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De cualquier forma, ¿es momento de que cunda el pánico sobre la efectividad y viabilidad de la vacuna de Pfizer y BioNTech? No realmente. De acuerdo con el ACAAI, no solo es más o menos común que cualquier tipo de fórmula farmacéutica preventiva genere reacción alérgica. Además, por lo general estas respuestas son hacia alguno de los componentes adicionales de la fórmula, no el ingrediente activo. Basta con cambiar algunos elementos para hacerla segura.

Además, encontrar reacciones adversas aún después de la aprobación de una vacuna es algo natural en todos los procesos farmacéuticos. De acuerdo con News Medical Lifesciences, los ensayos clínicos de fase cuatro están precisamente para eso: ubicar casos fuera de lo común en la aplicación de ciertos medicamentos. Así pues, aunque podría ser preocupante a corto plazo que ciertas personas no puedan acceder a la fórmula, no debería ser motivo de alarma.

Probablemente el público cause entre a un ciclo de pánico de todas formas

Habiendo dicho eso, es muy probable que una buena parte de la población aún así saque conclusiones erróneas sobre la vacuna de la COVID-19. Ya lo han hecho antes con otras de las fórmulas desarrollándose para la enfermedad. AstraZeneca y la Universidad de Oxford tuvieron que detener temporalmente sus ensayos clínicos después de un par de casos de afectaciones de tipo neurológico en participantes. La noticia, naturalmente, ocupó los reflectores por días.

También es un temor común en fórmulas como la que está aplicando ya Rusia en su público. El gobierno de Moscú empezó desde hace unos días a inmunizar, con el uso de la vacuna Sputnik V, a su personal de riesgo. Los expertos del país han afirmado públicamente una y otra vez que su fórmula es segura para la aplicación entre la audiencia en genera. Pero expertos de la salud en otros países ven con preocupación la falta de transparencia en los resultados.