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Toshiba anunció este jueves la reducción del 5 por ciento de sus efectivos y la liquidación o venta de filiales.
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El grupo confiesa que busca una forma para garantizar su futuro limitando los riesgos.
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Está prevista la supresión en cinco años de unos 7 mil empleos de los 140 mil con que cuenta Toshiba.
Muchas marcas en diferentes segmentos han sufrido fuertes golpes financieros durante los últimos meses, mismos que han provocado el recorte de empleos, de salarios, la venta de activos o el cierre de empresas, ahora tocó el turno de Toshiba.
La tecnológica, víctima de una sucesión de crisis internas en los últimos años, anunció este jueves la reducción del 5 por ciento de sus efectivos y la liquidación o venta de filiales.
Aunque registró un beneficio neto récord de 9 mil 430 millones de dólares para el periodo abril-septiembre, fue en gran parte debido a la enorme suma ingresada por la venta de la lucrativa filial de tarjetas de memoria Toshiba Memory.
Si no fuera por esta circunstancia, se puede decir que Toshiba no es más que la sombra de lo que fue, y el grupo confiesa que busca una forma para garantizar su futuro limitando los riesgos.
Además, este resultado neto, equivalente a más de la mitad del volumen de negocio semestral, esconde una realidad financiera e industrial menos gloriosa. El beneficio de explotación cayó un 81 por ciento. El grupo se ha visto empujado a seguir deshaciéndose de todo aquello que no resulte estratégico.
“Si miramos a los próximos 20-30 años, va a proseguir la revolución de las revoluciones materiales e inmateriales -de internet- por lo que debemos acentuar aún más nuestra investigación y desarrollo en estos ámbitos” declaró el presidente de Toshiba, Nobuaki Kurumatani, en conferencia de prensa.
Así, está prevista la supresión en cinco años de unos 7 mil empleos de los 140 mil con que cuenta Toshiba, un gigante con numerosas filiales que el presidente quiere reducir en un 25 por ciento tanto en Japón como en el extranjero.
Kurumatani citó la liquidación de una filial nuclear, NuGen, en Gran Bretaña. Toshiba entró en negociaciones exclusivas con el surcoreano Kepco para cederle NuGen, empresa dedicada a un proyecto de central nuclear en el noroeste de Inglaterra, pero las discusiones fracasaron.
Además, indicó que se desharía de una filial del sector del gas natural licuado en Estados Unidos, y lanzar llamados a ventas anticipadas para reducir sus gastos fijos, lo que obligará a registrar depreciaciones.
El complejo caso General Electric
En un año lleno de puntos de referencia dudosos, General Electric (GE) se ha encontrado con otro problema, ya que el gigante de las energías limpias ahora vale menos de 100 mil millones de dólares, algo que no sucedía desde la gran recesión de 2008.
La caída de GE, según diversos analistas financieros ha sido “muy dura”, ya que su valor ha caído casi dos tercios desde el final de 2016.
Un resultado que ha generado mucha sorpresa, ya que GE fue el número uno en el S&P 500 tan recientemente, al igual que en 2004, de acuerdo con el índice S&P Dow Jones. En ese momento, valía casi 400 mil millones de dólares.
Ahora con un valor mínimo, sólo representa una décima parte de lo que vale Apple, que se cotiza en 1 billón de dólares, y ha quedado rezagado con respecto a Salesforce, PayPal y Nvidia.
Las luchas de GE le provocaron la expulsión del Índice Dow Jones este verano, la empresa era un miembro original del grupo fundado en 1896 y había pertenecido a él durante 110 años.
La caída de las ganancias y el aumento de la deuda han reducido las acciones de GE en un 35 por ciento este año. Sólo cuatro compañías del S & P 500 han tenido un peor 2018.
La parte más notable de la caída de GE es que se produce en un momento en que la economía y el mercado de valores estadounidenses están subiendo. Las compañías industriales rivales como Honeywell y United Technologies están en auge.