La tecnología se ha convertido en uno de los transformadores más importantes del marketing. Desde el nacimiento de los medios hasta el uso de redes sociales, ha definido el rumbo de la comunicación comercial entre fabricantes y consumidores. La llegada de los modelos de lenguaje grande (LLM) ha revolucionado tanto el costo como la velocidad de provisión de servicios. Esto afecta no solo a las consultoras de publicidad y marketing, sino también a casi todos los ámbitos de la venta de servicios. El ecosistema actual de la IA va más allá de los LLM; incluye aprendizaje automático, robótica y redes neuronales artificiales (RNA).
Según IDC, en 2023, el gasto global en sistemas centrados en inteligencia artificial (IA) continuó en aumento, reflejando el creciente interés de diversas industrias por aprovechar sus capacidades. El sector bancario lidera la inversión, destinando 20.64 mil millones de dólares, seguido por el comercio minorista con 19.71 mil millones. Los servicios profesionales y la manufactura también destacan, con 16.02 y 14.63 mil millones, respectivamente. Estas cifras subrayan cómo la IA está transformando sectores clave al mejorar la eficiencia, la toma de decisiones y la personalización de servicios, con un gasto total en otras industrias que alcanza los 71.92 mil millones de dólares.
La innovación y la transformación siguen el dinero; no solo en el avance de la IA, sino también en los recursos que las empresas destinan a estos caminos. A nivel global, los gobiernos atraviesan una etapa poscapitalista que ha sacudido los conceptos tradicionales de gobernanza. Sin embargo, el verdadero disruptor será la tecnología. Las recetas gubernamentales para controlar la inflación o reducir la corrupción podrían ser reemplazadas por motores de inteligencia artificial.
Por ejemplo; una mirada a AI.gov ofrece una lista completa de las oportunidades que el gobierno puede aprovechar mediante la inteligencia artificial. Estados Unidos se encuentra en una posición privilegiada para capitalizar estas oportunidades y mejorar la eficiencia de los servicios gubernamentales. La administración federal ya está implementando IA en áreas clave como la salud, el transporte, el medio ambiente y la distribución de beneficios, con el objetivo de ofrecer servicios más ágiles y eficaces al público.
El uso de la inteligencia artificial en el sector público de EE.UU. está en constante expansión, con iniciativas impulsadas por el Departamento del Tesoro. Estas aplicaciones incluyen desde la predicción de tiempos de entrega de inventarios hasta la creación de chatbots que mejoran la atención al ciudadano en temas fiscales. Además, se están explorando herramientas para automatizar procesos como la traducción de documentos y la inspección de calidad en la producción de monedas.
IA en la generación de contenido
Los lanzamientos recientes de inteligencia artificial por parte de Meta son otro ejemplo de la disrupción que enfrenta la industria. Meta AI permitirá la traducción automática del audio en Reels. Con el doblaje automático y la sincronización de labios, simulará la voz del hablante en otro idioma, sincronizando sus labios para que coincidan. La empresa ha iniciado pruebas limitadas en Instagram y Facebook, traduciendo videos de creadores de América Latina y EE.UU. a inglés y español. La generalización de esta tecnología facilitará a los creadores de contenido una presencia global. Las versiones más recientes de OpenAI son capaces de generar contenido cada vez más complejo en menos tiempo.
A medida que la inteligencia artificial continúa su crecimiento y se cumple con la hoja de ruta establecida por Sam Altman, podríamos observar una disrupción generalizada en todas las actividades humanas que involucren interacciones digitales. Un plomero, por ejemplo, podría no verse afectado directamente, pero si la metodología para resolver problemas de plomería se entrega de forma accesible en medios digitales, podría impactarlo.
La velocidad a la que ocurren estos cambios sugiere que las empresas aún no comprenden las implicaciones de eficiencia y cómo se verán afectadas. Un escenario aterrador es aquel en el que las empresas se adelantan demasiado en la implementación y, por ende, no logran aprovechar los beneficios de una tecnología probada y madura. Otro aspecto preocupante es llegar tarde y perder todo el mercado ante competidores que manejaron los tiempos correctamente.