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Después de Starbuck, ahora es la cadena de gimnasios Smart Fit la que estaría en medio de señalamientos por discriminación.
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Paulina Magalón, mujer transgénero, acusa del mal trato que recibió por parte del personal de una sucursal de la cadena de gimnasios.
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Las redes sociales y los medios de comunicación demuestran ser una herramienta de utilidad para señalar situaciones anómalas en la calidad del servicio.
Hace uno días dábamos cuenta del revuelo que causó en redes sociales un acto de discrminación que habría sido perpetrado en una sucursal de la cadena Starbucks en contra de la influencer transgénero Ophelia Pastrana y ahora es la cadena de gimnasios Smart Fit la que estaría en medio de señalamientos de esta naturaleza.
A través de su cuena en Facebook, Paulina Magalón acusa del mal trato que recibió por parte del personal de una sucursal de la cadena de gimnasios y espacios para ejercicio y acondicionamiento físico, Smart Fit.
La cliente y usuaria del gimnasio asegura que le fue negado el acceso de los vestidores de damas. Fue en una sucursal de la alcaldía de Xochimilco, en la Ciudad de México, donde se habrían perpetrado los hechos.
La noticia ha trascendido a través de las redes sociales y los portales de algunos medios de comunicación, justo como ocurrió hace unos días con la influencer transgénero Ophelia Pastrana, quien señaló discriminación por parte del barista de una sucursal de Starbucks, también en la capital mexicana.
Las redes sociales y los medios de comunicación demuestran de esta manera ser una herramienta de utilidad para señalar situaciones anómalas en la calidad de la atención a clientes y consumidores, toda vez que facilitan la captura de video, fotografía y audios que funcionan como testigos de los hechos de injusticia.
Por su parte, representan un punto donde las marcas, empresas, organizaciones, instituciones y hasta personalidades deben poner especial atención para mantenerse en un marco de respecto y en la posibilidad de brindar un servicio con amplia calidad.