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Ya en varias ocasiones Elon Musk ha aceptado abiertamente que las cámaras de sus Tesla están diseñadas para capturar datos todo el tiempo
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De hecho, ha presumido esta habilidad como uno de sus principales valores agregados para cuando pueda ofrecer un servicio de robo-taxis
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La decisión de China de prohibir estos vehículos de sus instalaciones militares, sin embargo, apenas afectó las acciones de la automotriz
Primero fue Estados Unidos (EEUU) el que decidió cortar lazos con Huawei por temores de seguridad nacional. Ahora, de acuerdo con Reuters, es China la que está decidida a cerrar las puertas a una empresa norteamericana. Se trata de Tesla, la gigante automotriz de Elon Musk. Según fuentes cercanas a la decisión, el ejército de la nación asiática ha ordenado que ningún coche de la marca puede entrar a sus instalaciones. Esto, por temores de seguridad nacional.
Específicamente, China teme que las cámaras instaladas en los automóviles Tesla, cruciales para su sistema de conducción autónoma, puedan ser usadas en tareas de espionaje. Esta nueva medida es menos estricta que la completa prohibición de EEUU contra Huawei. Todo el personal militar del país asiático podrá conservar los coches que le hayan comprado a Elon Musk. Sin embargo, desde hace unos días que deben estacionarlos fuera de las instalaciones.
Lo anterior, por miedo a que las cámaras estén grabando todo el tiempo. Cabe decir que Tesla no es la única empresa que estaría bajo la lupa de China por un tema de seguridad nacional. Según el Wall Street Journal, Pekín también está limitando el uso en general de automóviles de multinacionales extranjeras en paraestatales y ciertas agencias clave. También sería parte de una táctica del presidente Xi Jinping para independizar su nación de tecnologías extranjeras.
¿El primer paso para sacar a Tesla de China?
Hay varias razones por las que esta decisión debería ser preocupante para Elon Musk. En datos de CNBC, China es uno de los mayores mercados de Tesla a escala global. En 2020, sus ventas en el país le representaron ingresos por seis mil 660 millones de dólares (mdd), la quinta parte de sus ganancias globales. Estas cifras representan el doble de lo que la compañía había logrado en 2019. Es decir, es un mercado clave que parece estar creciendo en importancia.
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Al mismo tiempo, el mercado de los vehículos eléctricos (EVs) en China es particularmente reñido. En general, la industria automotriz en el país asiático está notablemente fragmentada. Según la Universidad de Pennsylvania, desde 2019 que se habían registrado alrededor de 500 marcas de manufactura en esta segmento. Esto, por sí solo, refleja un mercado brutal. A eso hay que sumar que el país quitó los subsidios al sector, haciendo aún más costoso el entorno.
También es importante que Tesla, personalmente, ha tenido roces con las autoridades de China. De acuerdo con Nikkei Asia, la automotriz de Elon Musk ha tenido encuentros muy desagradables con Pekín por la calidad de sus automóviles eléctricos. Lo anterior ha hecho que el gobierno considere quitarle a la compañía algunas ventajas de las que disfruta. Entre estas peleas y la nueva prohibición en instalaciones militares, su presencia parece en riesgo.
La guerra de China contra las tecnológicas
Como ya se dijo, no solo Tesla parece estar en la mira del gobierno asiático. Y tampoco es una cruzada exclusivamente contra las automotrices. Hace un par de días, Pekín decidió prohibir la plataforma de mensajería Signal. Lo anterior, porque las leyes locales tienen fuertes requisitos de compliance y contenido para poder operar en el territorio asiático. De hecho, fuera de redes como LinkedIn, prácticamente ningún sitio global está habilitado para los usuarios de China.
También es importante destacar que no solo empresas extranjeras como Tesla y Signal están bajo la lupa de las autoridades chinas. Hace una semana, el gobierno empezó a preparar una multa récord en contra de Alibaba, su contraparte nacional al gigante de ecommerce Amazon. El objetivo de la penalización financiera es mostrar a sus Big Tech que todavía tiene el control del país. Esto, a raíz del enorme poder que estas organizaciones han ganado los últimos años.
