Quizá uno de los ejemplos con mayor resonancia durante las últimas semanas fueron las tensiones entre los gobiernos de México y Estados Unidos consecuencia de la disputa sobre la posible construcción de un muro en la frontera norte.
El miércoles pasado, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para iniciar la construcción del muro en la frontera, y provocó que Peña Nieto diera un mensaje a la nación donde volvía a reiterar su negativa en pagar la construcción, cuyo costo se estima en más de 10 mil millones de dólares (mdd). Luego de esto, fue cancelada una reunión que ambos mandatarios habrían pactado para llevarse a cabo esta semana, situación que puso una vez más en el ojo del huracán mediático a las dos figuras de la política actual.
Confrontaciones como la anterior, que podrían ser más frecuentes con la renegociación del Tratado de Libre Comercio y el endurecimiento de las reformas en materia de migración, conflictos interesantes en materia de comunicación durante los próximos meses, tanto en el plano político y público como en lo referente a empresas privadas que ante la reestructura económica que proponen las políticas impulsadas por la recién nombrada administración norteamericana, se enfrentarán a mercados caracterizado por consumidores o ciudadanos con intereses, misiones, intenciones y perspectivas cada vez más polarizadas.
La responsabilidad de llevar estas coyunturas a buen puerto en buena medida recaerá en las agencias de relaciones públicas, empresas que deberán funcionar verdaderas conciliadoras en un entorno volátil.