Los movimientos van en dos vías, primero, empresas grandes que tienen dificultades para crecer orgánicamente, lo hacen vía integración de empresas, y segundo, empresas grandes que son del mismo grupo y se integran para consolidar diversas operaciones (que están en el mismo rubro) para fortalecer una sola marca de cara al mercado.
En estos movimientos de empresas preponderantes en cuota de mercado, no todo es color de rosa, se generan varias circunstancias: al juntarse e integrarse es normal que tengan que dejar algún cliente por conflicto de interés, el análisis es sencillo, se queda el que pague más o pueda pagar más; por otro lado, los colaboradores deben de luchar por mantener su posición, es entonces cuando la política de “retención y gestión del talento” se pone a prueba. No suele pasar que a los colaboradores les incrementen el salario o prestaciones, en cambio, sí sus responsabilidades.
Claro, sucede más que estas dos circunstancias; sin embargo, me parece interesante enfocarme en estos dos elementos, pues son parte medular de lo que hace que una empresa como ágora y nuestros colegas en el sector, existamos, no hay más: clientes y talento.
Viendo estos hechos, no tengo duda de que lo que hacemos en grupos independientes con profesionales, finanzas y visión operativa propia, es fundamental para generar balance al sector de servicios profesionales donde nos desarrollamos. Yo tuve la fortuna de aprender de jefes que me explicaron el valor y relevancia de un cliente, desafortunadamente también me tocó que no hubiese límites y el valor del cliente se correlacionaba con mantenerle “contento” a toda costa; sin saberlo, esa circunstancia me llevaría a la otra, el valor fundamental de un equipo de trabajo capaz y enfocado en lo que es más relevante, dar el mejor consejo para lograr un resultado.
En este contexto, no deja de llamar mi atención cómo distintas organizaciones mantienen discursos sofisticados, llamativos en varias áreas de expertise como ESG o inteligencia artificial -que tan de moda está- y eso está estupendo, pero es bien sabido también que esa sofisticación deja de lado lo fundamental, el servicio al cliente.
La ecuación es simple, el nivel de satisfacción de un cliente con una empresa de servicios como nosotros, será proporcional a la generación de ideas que, en apego a su negocio, le liberen tiempo y le hagan poder presentar resultados positivos en su organización. Para lograr con consistencia estos factores, se debe de poner al cliente en el centro de la visión de servicio y al colaborador en el corazón de la organización.
Lo demás, es libre mercado.