Los ataques por parte de grupos fundamentalistas se han vuelto una gran preocupación para la sociedad. La violencia en contra de la población civil ha causado miles de muertes y el impacto del terrorismo se amplifica con los daños que provoca a la economía de los países afectados.
En menos de una semana, 200 personas fueron asesinadas en Iraq cuando se hizo explotar un auto-bomba, en Turquía 44 murieron en un ataque y 23 más perdieron la vida víctimas de un comando en Dhaka, Bangladesh. Esto se suma a los ataques de semanas atrás en París, Bruselas, Orlando o San Bernardino.
Los terroristas están ampliando los territorios en los que operan. Ayer hubo varios ataques suicidas en Arabia Saudí, incluyendo la ciudad de Medina y otros lugares sagrados para los musulmanes.
Además de la pérdida en vidas humanas, el terrorismo provoca un gran impacto en la sociedad, no sólo la alerta de vivir con miedo o más precaución, también hay afectaciones en la economía, especialmente en el turismo, una industria que representa más de mil millones de millones de dólares a nivel mundial.
Uno de los ejemplos más claros del impacto del terrorismo es Turquía, que tras los ataques de los últimos meses ha visto una reducción del 34.7 por ciento en el número de turistas, la caída más grande en 22 años, según datos de The Telegraph. Antes de esto, este país estaba en el sexto lugar de ingresos por turismo a nivel mundial detrás de Francia, Estados Unidos, España, China e Italia.
Pero el terrorismo no es la única violencia que impacta en el turismo. En el caso de México, desde la década pasada otros países han lanzado alertas a sus ciudadanos para que eviten destinos donde los asesinatos y las balaceras son comunes, como Tamaulipas, Michoacán o Guerrero.
Todo indica que el terrorismo no se detendrá al menos en el corto plazo, por lo que varios países continuarán sufriendo el impacto que deja la violencia en su marca como destinos turísticos.