El robo de identidad y participar en lavado de dinero sin saberlo, son dos de los riesgos que enfrentan las personas que pagan impuestos y emiten facturas electrónicas, por lo que deben estar pendientes de sus emisiones y contar con sistemas de alerta.
El director general CPA Vision, Rafael Lores, explicó que los delincuentes pueden usar el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) de cualquier persona y emitir facturas con esa información.
“Un contribuyente puede ser víctima de la delincuencia sin darse cuenta y generar una actividad ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de la cual no es partícipe ni tiene conocimiento”, manifestó el directivo en entrevista con la agencia Notimex.
La firma tecnológica detectó con uno de sus socios el caso de una persona de 78 años que estaría emitiendo facturas a un tercero, pero dada su actividad, se trataría de un caso de robo de identidad de la cual ese contribuyente no tiene idea.
“El caso del socio de aquí (de CPA Vision) es una persona de 78 años que seguramente no es él quien está emitiendo las facturas, sino que le robaron la identidad y él tampoco se está dando cuenta”, refirió.
La otra modalidad es cuando se emite una factura tomando cualquier RFC; de esta manera, el delincuente puede informar al SAT que le pagará a la persona del RFC en efectivo a una determinada cuenta, todo esto sin que el contribuyente tenga conocimiento.
Sin embargo, abundó, si hay una investigación de por medio, el contribuyente corre el riesgo de ser involucrado en algún ilícito o actividad en la cual no participó, porque los comprobantes surten efectos legales como si lo hubieran entregado en mano.
“Yo puedo tomar el RFC de una persona y me dedico a mandarle un comprobante de 500 pesos una semana, de mil pesos en la segunda semana y mil 500 pesos en la tercera; ella ni cuenta se da porque no se los entregó de forma física, pero surten efectos legales a partir de que están en el propio portal del SAT, esa persona no lo revisa, pongo pago en efectivo y con eso empiezo a depositar en una cuenta bancaria”, detalló.
Por ello, el directivo recomendó la aplicación de tecnología que permite conocer la actividad de los contribuyentes y detectar si sus datos tienen un uso distinto al habitual, ya sea por error o por malicia.
“No es un tema de las grandes empresas en cuidarlo, sino desde el punto de vista de las propias personas físicas, que estemos conscientes del riesgo que nos pueden utilizar ya sea en la emisión (como el caso del señor de 78 años) y el que las recibe (que podría no estar viendo esos movimientos)”, comentó.
Rafael Lores consideró que la emisión de documentos digitales, como las facturas electrónicas, tienen la facilidad de su creación, pero también cuentan con su propia identidad, son únicos y no son reproducibles; “tiene una serie de cadenas de seguridad que los hace prácticamente inviolables y con más razón hay que cuidarlos”, dijo.
La CFDI 3.3 se volvió obligatoria desde el 1 de enero de 2018, esto tras una prórroga otorgada por la autoridad fiscal el pasado 22 de noviembre.
La versión 3.3 sugiere los siguientes detalles:
- Emisión de comprobantes a receptores inexistente
- Poca eficiencia en el proceso de facturación
- Complejidad en el cálculo de impuestos
- Estandarización en la información inexistente
Además cuenta con 22 nuevos formatos de estructura, 17 catálogos y 46 reglas de validación.
Entre los 22 campos, destacan: el uso de CFDI, régimen fiscal del emisor, número de registro tributario del receptor, uso de CFDI para el receptor, entre otros.
17 catálogos. Algunos de los más complejos son: código postal; clave en unidades de medida, y sobretodo clave-producto-servicio. Ahora se tendrá que elegir la clave del producto o servicio de entre más 50 mil códigos.
46 reglas de validación. Se añadieron 46 reglas, como: RFC del receptor registrado; zona horaria basada en el C.P. del emisor; régimen fiscal del emisor, entre otras.