La adaptación del precio es crucial para las compañías, en cualquiera de las etapas de ciclo de vida de sus productos.

Desde que el producto es creado, la adaptación del precio comienza en función del costo que tendrá este objeto o servicio determinado por la orientación de costos con la que se espera participar en el mercado, promociones con la que se busque generar ventas o el segmento al que se encuentra enfocado.

Por ejemplo, en el mercado de lujo el precio está determinado por la exclusividad, reputación, historia y materiales con que cuentan los productos lanzados, sin que este costo sea un impedimento para su adquisición.

Existen también objetivos geográficos que determinen la adaptación del precio de los productos. Con la aprobación del Brexit, que significó la salida de Reino Unido de la Unión Europea, se estimó un encarecimiento de los productos de lujo en países en desarrollo como México, debido al cambio en los precios que tendrían estos productos.

Las promociones también determinan los ajustes en el precio de un producto, generalmente se adapta cuando se busca que en una tienda de ropa termine con ciertas colecciones atemporales, para dar espacio en el inventario a lanzamientos.

Los precios que se fijan con base en la estacionalidad son otro de los recursos que llevan a una compañía a definir las etiquetas de determinados productos, que generalmente aprovechan el momento que se vive en el mercado, como fechas conmemorativas o celebraciones comerciales, que incentivan un consumo como ocurre en navidad o en el día de las madres.

La adaptación de precio también toma en cuenta la supervivencia en un mercado donde la competencia determina los ajustes en utilidades, calidad y participación de una demanda, por lo que el comportamiento de la marca genera a través de estas variables, el valor de los productos y su relación con los precios que motivan en el consumidor su compra.