La página oficial del Museo de Memoria y Tolerancia muestra que su visión es:
Difundir la importancia de la tolerancia, la no violencia y los Derechos Humanos. Crear conciencia a través de la memoria histórica, particularmente a partir de los genocidios y otros crímenes. Alertar sobre el peligro de la indiferencia, la discriminación y la violencia para crear responsabilidad, respeto y conciencia en cada individuo que derive en la acción social.
Sin embargo, la drag queen Mika Aslan asegura que, contrario a lo que debería realizar, el museo practica la discriminación, al menos con ella, pues asevera que no la dejaron ingresar por su vestimenta.
La artista convocó a su protesta, realizada a las 17:30 horas de hoy, luego de que le fue negada la entrada el martes 26 de abril, primero, por el personal del primer acceso, luego por el el propio director de comunicación.
Comunicó a diversos medios que se encontraba en el lugar con el objetivo de tomar algunas fotografías, pero que no la dejaron entrar, ni para comprar boletos, por acudir maquillada de esa manera.
El Universal reporta que personal del Museo de Memoria y Tolerancia dijo que se negó la entrada a la artista porque quería tomar fotos y no llevaba boleto.
Hoy cerró, debido a la manifestación llamada “Dragcidio”. Más quejas han surgido a raíz del caso de la drag queen, en comentarios en el perfil oficial de Facebook del Museo.
Mika publicó una respuesta a quienes cuestionan la veracidad de su versión.
Este caso es especialmente grave, pues la actividad del museo es específicamente promover la tolerancia, y por lo menos en redes sociales, se asume que no es así.
Los consumidores son sensibles a este tipo de incidentes, basta con mencionar la baja en el valor de diferentes empresas después de una polémica en redes sociales, como recientemente le ocurrió a United Airlines.
De hecho, hasta 86 por ciento de los consumidores deja de tener relación con una marca, como consecuencia de un mal servicio al cliente.