Así como Uber está cambiando el transporte público para siempre, las aplicaciones que conectan huéspedes con anfitriones para rentar apartamentos en lugares turísticos está modificando el escenario del negocio hotelero.
Comenzó como algo que los dueños de hoteles vieron como una “curiosidad” del mercado, pero año a año genera más reservas y alojamientos concretos y, esos turistas son clientes que están perdiendo sin poder hacer nada.
En ese contexto, en Buenos Aires, estas declaraciones de Ricardo Boente, una de las autoridades de la cámara AHRCC, que nuclea a los hoteles de la Ciudad de Buenos Aires: “Nuestras empresas pierden todos los días. Estamos ante un ejemplo indiscutible de competencia desleal”.
Las plataformas digitales que conectan a turistas con personas que tienen un espacio disponible para alquilar en forma temporaria, como Airbnb, no dejan de crecer. En Buenos Aires, según Clarín, el mayor crecimiento se dio entre 2015 y 2016, con un 50% más de huéspedes.
“Los hoteleros tenemos un montón de regulaciones, que van desde la construcción hasta la seguridad de los clientes. Son formalidades que las plataformas no cumplen. Para ellas no hay normas”, agregó Boente, detallando obligaciones como el pago de derechos de autor por tener televisores en las habitaciones, IVA, impuesto a las ganancias, al cheque, Ingresos Brutos, cargas sociales, municipales y convenios colectivos de trabajo.
Si bien Airbnb nació (allá por 2008 en San Francisco) con los principios de la economía colaborativa de Internet ofreciendo tarifas más bajas que los hoteles y prometiendo la experiencia de vivir como lo hace “un local”, su crecimiento exponencial lo transformó en una competencia directa para el sector.
Sólo en Buenos Aires, hay por estos días 12 mil espacios ofrecidos en Airbnb, y esa app es sólo una de las varias que existen (como Homeaway, por ejemplo). Si se suman todas, los responsables de Fehgra, la federación que representa a la actividad hotelera y gastronómica del país, dicen que se iguala a las 65 mil camas formales que hay en los hoteles.
En Chile
En 2016, el problema ya estaba instalado en Santiago de Chile. De acuerdo con un informe difundido por la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), por año, el rubro hotelero y el Estado (en concepto de impuestos), pierden 11 mil millones de pesos chilenos (unos 16 millones de dólares).