Los eventos deportivos son imanes de audiencias masivas por la experiencia que ofrecen y que ha permitido a las marcas explotar esta oportunidad con todo tipo de acciones tanto publicitarias como de mercadotecnia.
El Super Bowl se ha establecido como una referencia por la concentración de la inversión en publicidad que tiene, ante factores como la audiencia que tiene y el valor de su marca como estrategia de merchandising que es sumamente apreciado por las marcas cuando hacen marketing estacional o timing.
Forbes estimó que el valor de marca de Super Bowl alcanzó los 663 millones de dólares en 2017, cifra que ha crecido desde 2012 en que el valor era de 470 mdd.
Otras cifras proyectadas por Forbes estiman que los principales canales por los cuales obtienen ingresos el evento de Super Bowl son los medios, las licencias, la venta de boletos y el espectáculo del medio tiempo de Pepsi.
Cifras de TV by the Numbers y Sports Media Watch estiman que la audiencia de un evento de Super Bowl dentro de Estados Unidos fue de 111 millones 300 mil personas en 2017.
El contexto antes descrito nos ayuda a dimensionar la oportunidad que encuentran las marcas, cuando aprovechan estos incidentes con estrategias creativas, tal como lo hará Pringles, con su primer anuncio dentro de un evento de este tipo.
La campaña es protagonizada por el actor Bill Hader, quien aseguró que será visto en el anuncio por más personas, que en todas sus películas.
Las campañas publicitarias que se muestran dentro de eventos deportivos como un Super Bowl, terminan siendo importantes lecciones de mercadotecnia, por la alta dosis de creatividad con que logran que sus marcas trasciendan la recordación en el consumidor, quedándose como referencias por las pautas que logran establecer.