La inflación no es un fenómeno nuevo, ni tan complicado en su forma más básica. En pocas palabras, se refiere a un aumento generalizado de los precios. Con el tiempo, puede comerse el poder adquisitivo de empresas e individuos. También puede afectar a un portafolio en el mercado de valores, a menos que agregue activos estratégicos para mitigar sus efectos:
Petróleo: Un favorito antiinflación
Si bien el valor de esta materia prima ha tenido importantes bajas desde 2017, todavía se le considera un activo valioso para contrarrestar la subida generalizada de precios. Esto, porque comúnmente es uno de los principales responsables del mismo fenómeno. También tiende a subir en la bolsa cuando hay condiciones económicas fuertes, como se espera sea la situación en Estados Unidos (EE. UU.) en el mediano plazo. Además, se espera que la reactivación impulse su demanda.
Oro: Otro receptáculo de valor
La inflación también se puede ver como una depreciación de las monedas tradicionales. Es por eso que muchos inversionistas suman esta materia prima a su portafolio cuando hay un temor en torno a la inflación. El metal precioso tiene un valor intrínseco para la mayoría del mundo, y su suministro es limitado. Así pues, tiende a ser un activo popular, que puede ganar valor cuando el mercado está más convencido de que se viene un alza masiva de precios.
Acciones de bancos: Un activo estratégico para tu portafolio
Cuando los bancos centrales temen que la inflación pueda afectar el desempeño económico, una de las acciones más comunes es incrementar las tasas de interés. Esto permite a todas las instituciones financieras generar más ingresos a través de diferentes esquemas de crédito. Así pues, esto les permite ampliar sus márgenes de ganancia, algo que se tiende a reflejar en el mercado de valores a través de un pico en el precio de sus títulos.
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