Antes de incursionar en esta área, venía del mundo del marketing, del sector retail con habilidades prácticas sobre el mundo editorial, ya que formaba parte del equipo de coordinación de una revista impresa. Hacer la calendarización y planeación por temas, detectar, convocar, dar seguimiento a colaboradores editoriales; generar contenidos, aprender sobre estrategias comerciales, salir a vender pautas publicitarias, recibir comunicados de prensa de las pocas agencias de PR, de ese entonces, eran parte de las responsabilidades que me brindaron un extenso panorama.
Conocer después el otro lado de la moneda, el lado de quienes convocamos a los medios de comunicación, de quienes enviamos comunicados de prensa, coordinamos entrevistas, generamos contenidos, cerramos alianzas ganar-ganar, era y sigue siendo un reto interesante y completamente dinámico.
Sigo reafirmando que es en el respeto y la empatía en dónde radica el comienzo de una relación profesional que pueda ser sana, robusta y de largo plazo.
En la actualidad, la lista de agencias de relaciones públicas es enorme y, aún así, muy pocas personas entienden bien de qué tratan. Es fácil explicar qué es un productor de eventos, publicista, una agencia digital, un agente de promociones en punto de venta, sin embargo, el concepto de PR sigue siendo poco claro.
Es fundamental comprender que, a diferencia de los anunciantes, los profesionales de relaciones públicas comunicamos a diferentes públicos a través de métodos ganados no remunerados ya sea en medios tradicionales, digitales, foros, eventos; fuentes confiables mediante contenidos orgánicos sustentados que den un valor agregado.
La PRSA, Sociedad de Relaciones Públicas de América define que “Las relaciones públicas son un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus diferentes públicos”.
Entonces, a la pregunta de si ¿el PR es un bien o un mal necesario?, por supuesto que mi respuesta es que es un bien y asertivamente necesario porque suman más las buenas experiencias y los buenos resultados para todas las partes involucradas en una campaña estructurada y correctamente implementada.
La clave para hacer buenas estrategias de PR es convertirte en un buen narrador de historias, de historias verdaderas. Crear narrativas sustentadas, claras y de impacto que contribuyan a la construcción de una buena reputación de marca a través del aval de un tercero y de los medios propios que tienen la mayoría de las empresas.
Una buena práctica es analizar a tus clientes, antes de tomar una cuenta realizar un diagnóstico mediático. Al iniciar la planeación estratégica, encontrar los mensajes clave con un tono positivo; entrenar a los voceros y hacerles ver la responsabilidad que tiene su voz y su presencia.
Una publicación de The Princeton Review señala que “Un especialista en relaciones públicas es un modelador de imágenes. Tienen la capacidad de mejorar las relaciones con los consumidores, con los colaboradores internos, los medios de comunicación, los socios de negocios y aliados”.
En conclusión, para que las relaciones públicas sean un bien y virtuosas, es necesario tener el valor de hablar con franqueza y con la verdad; hay muchos factores que no se pueden controlar, pero lo que sí está en manos de los que nos dedicamos a esta de pronto abstracta disciplina, es la actitud, la valentía y la humildad con la que nos presentemos ante las diversas situaciones que deparan a nuestra profesión.