Subnormales. No puede pasar otra vez, que gente como ésta, asista a un espectáculo y lo utilicen para esconderse en la muchedumbre –como hemos dicho en anteriores ocasiones, esconden su mezquindad y miedos tras un montón de gente- y escondidos entre ellos mismos les sale lo “valentones”, lo fuertes y les parece “fácil” golpear a todo aquel que piense diferente a ellos mismos, sean éstos la autoridad o los aficionados contrarios.

Hace 4 semanas escribí acerca de como ha ido incrementando el racismo en los estadios de Fútbol de nuestro país, y como hemos presenciado ya insultos alarmantes a jugadores de color, comentando el riesgo que conlleva no actuar de forma ejemplar y tajante, ya que esas mismas ofensas podrían sobrepasar el insulto al jugador y llegar también a los aficionados en forma de grito, insulto o llegar, incluso, a la violencia física.
A mi parecer, la LIGA MX reaccionó muy bien ante esos hechos, pero ahora se presenta un hecho diferente, en el que a un grupo de animación de más menos 20 “personas”, se les ocurrió agredir a la fuerza policial en el partido de Atlas – Chivas, y los golpes fueron sin piedad, sin pensar que podrían matar a cualquier ser humano, sea éste contrario o autoridad.
Llama la atención la saña con la que lo hicieron; sin pensar…. Exacto, sin pensar en lo que estaban haciendo, y tampoco en las consecuencias, dejándose llevar por el “momento”, por el desahogo que les está trayendo el desquite de la molestia de tener que vivir sus propias vidas –muy probablemente patéticas- contra otro semejante; sin pensar en lo que están haciendo… Sin pensar.
Las reacciones -nuevamente- han sido las correctas, a mi parecer. El siempre polémico Jorge Vergara ha hablado y fuerte respecto al tema, no solo ofreciendo todo tipo de apoyo a los policías, también propuso eliminar a todos los grupos de animación (barras) y además, a través del Presidente de su equipo, las Chivas, anunciaron que correrán a todo aquel personaje de sus grupos de animación que no quiera ser registrado, con el “riesgo” de que haya faltistas a los partidos que se jueguen en casa, y le impacte a la venta de entradas.

Del lado del Atlas, también su dueño, Ricardo Salinas Pliego anunció todo el soporte para encontrar a los vándalos y de hecho, han sido detenidos los 18 agresores, de los cuáles 13 son mayores de edad y 5 menores.
La FMF, a través de la LIGA MX han dado castigos ejemplares tanto al Atlas (ya que el partido fue jugado en su Estadio), como a Chivas, y esperemos que esto sea suficiente para hacer entender a los Equipos, sus dueños y responsables que no pueden escatimar esfuerzos con la seguridad de los aficionados, éste acto no puede ser un “previo” a un evento que lamentemos todos; no esperemos a que haya muertos o desafiliaciones de la FMF para que reaccionen los demás equipos. Decio De María, el Presidente de la LIGA MX, lo ha dicho y ha sido claro, “hemos quedado cortos”; me parece bien, han actuado en éste caso en específico e igualmente están levantando la voz a todos los involucrados para que se hagan cambios fundamentales para que ésto no solo no se repita, sino que se erradique toda forma de violencia en un espectáculo como éste.
Ahora bien, yo me pregunto, ¿porqué importamos a estas “barras”? máxime que cuando llegaron a los estadios –hace más o menos 20 años- asistían familias enteras a disfrutar de un deporte, mismas familias que poco a poco se han ido alejando para dar paso a subnormales que “lloran” por su equipo, que gritan, vociferan y agreden “por que ellos si sienten los colores”.
¿Que le han dado a los equipos? ¿Porque tener un grupo de pseudo aficionados que les pagan por “hacer” como que le van a un equipo determinado? Empoderando a personas que bien pueden ser una bola de delincuentes… De hecho, ya no es relevante si Pachuca fue quien trajo estos grupos al fútbol, ahora lo realmente importante es ver que equipos serán los primeros en erradicar estos grupos.
Y con ésto en mente, queda por demás claro el riesgo que corre el negocio de la Liga, ya que estos hechos impactan en el espectador y obviamente a los patrocinadores, quienes no se querrán acercar ni tantito, a eventos que puedan ser negativos para la sociedad.