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Un vestido para hombre no era suficiente sin el estilo de los artesanos oaxaqueños.
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Se trata de el maxi vestido de shiffón color negro con aplicación textil del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
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La pieza llega con buen timing por el vestido de Gucci y porque los internautas están cansados de que las marcas se apropien los diseños de los indígenas.
El vestido para hombre de la marca Gucci llegó a casi cada rincón del mundo gracias a la viralidad. Para algunos se trató de algo innovador, para otros de una pieza fea, para algunos más, un imposible con costo de 55 mil pesos, pero los mexicanos la perspectiva es distinta.
Más allá de la polémica, una marca mexicana está aprovechando el tema para promover una pieza con bordados tradicionales hechos por artesanos de Oaxaca. Se trata de un vestido para hombres pero muy al estilo oaxaqueño.
Detrás de las imágenes que están causando furor en internet está la firma mexicana Dominga MX, bajo la dirección creativa de Gaby Mec, quien realizó el maxi vestido para hombre de shiffón color negro con aplicación textil del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
La pieza se puede encontrar en la página de Internet de la marca y es parte de la colección de Otoño, con un precio de 4 mil 800 pesos. Lo que más llama la atención del caso, lejos de que se trate de un vestido exclusivamente para el género masculino, es que colocan que: “promovemos el comercio justo y el reconocimiento de hombres y mujeres indígenas, revalorizando sus bordados tradicionales apoyándolos a tener ingresos fijos y estables”.
La firma fusiona el Arte Textil Oaxaqueño con el diseño contemporáneo “creando prendas únicas y atemporales, que cuentan una historia a través de la iconografía textil de nuestro estado”.
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Vestido mexicano justo a tiempo
Esta pieza no solo llega con buen timing por el vestido viral de Gucci, sino que también lo hace porque los internautas están cansados de que las marcas aprovechen la creatividad de los mexicanos para apropiarse sus diseños y lucrar con ellos.
En este caso, parece que pagan a los artesanos, pero infinidad de casos de apropiación cultural daña a los artesanos mexicanos, quitándoles su tradición y afectándolos económicamente. Algunas prendas claramente se apropian de los códigos estéticos de una cultura dominada, en el caso de México al ser un país colonizado, y de minorías oprimidas, como las comunidades indígenas.
El ejemplo más reciente es el de la Diseñadora francesa que lo hace de nuevo: plagia jorongos purépechas. Esta vez vende diseños de jorongos purépechas como “capas” por casi 15 mil pesos, cuando los indígenas comercian sus productos originales por 1,500 pesos.
Previamente, durante 2015, fue acusada de plagiar la blusa típica de la comunidad de Tlahuitoltepec, Oaxaca, diseño característico que la cultura mixe plasma en toda clase de prendas. La diseñadora francesa fue denunciada en el Senado de la República por haber plagiado estos diseños, sin darle reconocimiento a las comunidades indígenas y sin otorgarles ningún beneficio.