Los conceptos que hoy atraen más la atención de los vanguardistas e innovadores de la mercadotecnia son las estrategias de contenidos, el big data y el user experience design (UXD), y es que más allá de lo sofisticado atrás de estas técnicas, lo que sucede es que en efecto están cambiando al marketing desde sus raíces.

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Y además de que modifican cada día más el ámbito de la mercadotecnia porque todos los días avanzan más en su desarrollo y han sacado a los distintos integrantes de la industria para ponerse a pensar en la manera en la cual elaboran sus estrategias, han propiciado cambios en los mismos medios de comunicación.

Sin embargo, aquellas marcas que comenzaron desde finales de los años 90 a analizar los hábitos del consumidor, sus tendencias, para ofrecerles soluciones personales, con su nombre y apellido, además de contar con un gran diseño y aderezado de un contenido de valor, son las que se han convertido en las marcas ganadoras de la segunda década del siglo XXI.

Los casos a mencionar son muy sencillos: Apple, Google, Amazon y Disney. Con todas estas empresas en algún punto sus usuarios están por gusto y mano propia en una de sus bases de datos, ya sea iTunes, Gmail o MagicBands.

Sin embargo, la gran base de estos esfuerzos radica en las estrategias de big data, materia sobre la cual la revista Merca2.0 en su edición de julio publicará un reporte especial. Sorprendentemente, muchos especialistas de la industria han escuchado sobre la disciplina, la mayoría piensa que es un tema complejo, pero intuyen que lo deben aprender a desarrollar en algún punto.

Lo simpático es que no es tan complicado como parece. En realidad el big data existe desde hace décadas y empresas como IBM, SAP y HP, además de otras dedicadas a la tecnología son pioneras en el asunto. Incluso, lo que en algún momento se conoció como ERP o CRM, son tan sólo los inicios de lo que ahora se cree que es un mastondonte, aunque ahora el progreso en el desarrollo de interfaces tiende a facilitar su uso, además de que las redes sociales.

Así que, si la intención es replicar en alguna medida cierto nivel de excelencia, sofisticación, atención y servicio al cliente, así como, claro, de ventas de las empresas arriba mencionadas, resulta relevante observar con atención lo que la disciplina del big data tiene que ofrecer.

Una definición simple y rápida de big data se refiere a aquellos conjuntos de sistemas que permiten la recolección, almacenamiento y análisis de grandes volúmenes de datos, que en la actualidad son usados por grandes firmas para mejorar sus servicios, ser más certeros en las predicciones sobre lo que les puede interesar a los compradores, para lograr que se consuman en mayor proporción sus productos y servicios.

Además, el big data también sirve para establecer lazos de lealtad entre el cliente y las marcas, en la medida en que estas últimas conocen más a fondo a su target, de modo qie según cifras de IDC en estiman que el valor de esta industria para el 2014 en el mundo, alcanzará los 12.6 mil millones de dólares.

Sobre esta base el big data cuenta con diversos aspectos positivos, pero existen 3 elementos sobre las cuales los estrategas deberán poner atención para no cometer errores en el desarrollo de una esfuerzo de esta índole.

1. No ignorar la protección de datos personales, sobre todo en consideración de que mucha gente no percibe que sus datos pueden usarse por muchas firmas sin su consentimiento expreso, con perfiles detallados, nombres, direcciones y teléfono, así como sus preferencias e intereses.

2. No ser impertinente en las tácticas, porque a nadie le gusta recibir información de algo que no solicitó, aun cuando el cliente sea consciente y haya dado su consentimiento, el resultado de las tácticas puede no ser eficiente, creativo, deseado y hasta en algunos casos hasta se les puede considerar agresivos.

3. Velar por la seguridad de los datos en la empresa. Firmas como eBay, Sony y Apple han recibido ataques en los que les han extraído importantes volúmenes de información, cosa que deja los datos de los usuarios inertes ante grupos que podrían tener intereses criminales y por desgracia, tras dichos ataques ya no se puede garantizar que la información de los consumidores sea resguardada como se podría esperar.