Max, el niño gurú de la mercadotecnia, afirma que los niños son el futuro y que los mercadólogos deberían dedicarles más atención en sus estrategias y, sobre cierta lógica, tiene razón, aunque en la actualidad en México ese segmento poblacional se encuentra seriamente amenazado, lo que sitúa a cualquier esfuerzo comunicacional o creativo dirigido a ellos como una frivolidad, hasta que instituciones, organismos, empresas y marcas revisen y tomen acciones orientadas a su bienestar.
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El tema requiere de mucho análisis profesional, pero también de la atención de toda la sociedad y de las instituciones, ya que la problemática crece a tal grado que comienza a tomar el carácter de crisis humanitaria y ya influye al norte de la frontera, así como al resto de América Latina, en donde se empiezan a replicar los síntomas que se dan en suelo azteca.
Y aunque lo que se escribe a continuación pueda parecerle a alguien una exageración, no lo es, pues resulta posible afirmar que la calidad de un país puede medirse (entre otras cosas) por la forma en la que su sociedad atiende a sus niños y a sus ancianos, de modo que por lo menos en EUA, España, Suiza o Alemania, no se aprecia lo que ya se observa con mucha facilidad en las calles y en los medios mexicanos y personalmente, me ofende, así como que lo juzgo como un tema prioritario para cualquier agenda.
1. Las crudeza de las calles. Para empezar ilustremos con un paisaje “habitual” que nunca ha sido correcto y que francamente resulta ofensiva la naturalidad con la que los mexicanos vemos a muchos niños por todo el país mendigando en cada semáforo, metidos entre los carros, corriendo peligro, en ocasiones bajo el sol abrasador, la lluvia o el frío, en horarios impropios, pidiendo dinero, vendiendo mazapanes, goma de mascar, haciéndola de payasito o “malabarista”, con caritas de agotamiento, sucias, cuando deberían estar en la escuela, jugando, en sus casas haciendo tarea o dormidos. Con esto, a lo que nos hemos acostumbrado, comienza el calvario en el que se ha convertido ser niño en México.
2. Obesidad y sin acciones de fondo. Las cifras que han colocado a los niños mexicanos en el primer lugar de obesidad infantil en el mundo, expresan una muy negativa parte de la cultura del siglo XXI, pero también de la incapacidad de las autoridades, así como de la indiferencia de las empresas, en donde todos se han limitado a lanzar unas cuantas campañas insustanciales de comunicación. No obstante, esto contrasta contra las medidas como las que se tomaron en mayo pasado en los EUA, en donde 18 empresas, entre las que se encuentran Kellogg, Pepsi, Kraft, Campbell’s y General Mills, anunciaron acerca de la reducción de contenidos en grasas y azúcar de 171 productos dentro de la Unión Americana.
En cambio, por el momento no se aprecia la réplica de esta positiva acción en México o en otro país del mundo, por lo menos no mediáticamente hablando.
3. Impunidad rampante. El caso de la guardería ABC en otro país podría haber sido motivo suficiente para mover a la ciudadanía entera de tal manera que los tres poderes y los tres niveles de gobierno se habrían tambaleado… pero en México no… Acá los deudos y la comunidad siguen en espera de justicia, y lo peor del caso es que, de acuerdo con la columna escrita por Carlos Puig en Milenio el 6 de junio pasado, solamente el 0.3% de las guarderías cumple cabalmente con los requisitos exigidos para su funcionamiento, según el informe preparado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la investigación del caso.
4. Total incapacidad. La muerte durante 2010 de Paulette Gebara Farah, de cuatro años y recientemente, de otros dos infantes en Ixtapaluca y Chalco, así como la golpiza a la que fue sometido el pequeño Owen por su padrastro en esta misma localidad, son pequeños botones que muestran una grave problemática generalizada de homicidios infantiles en el estado de México (además de los femenicidios), que es puesta de manifiesto por un reporte publicado por Sinembargo.com, titulado El horror de ser niña en el Edomex, en el que simplemente se demuestra la manera en la que el gobierno de esa demarcación ha sido incapaz (¿o indiferente?) de detener los atentados en contra de niñas y también varoncitos. A esto se suma el hecho de que, según la misma nota, no necesariamente es un problema limitado a esa región, ya que Colima, Tlaxcala, Baja California, Chihuahua y Quintana Roo tienen bastante cola que les pisen.
5. Frustración creciente. El bullying es un fenómeno global que siempre ha existido, pero que de alguna forma anidó con fuerza en México y ha comenzado a tomar niveles de escándalo, que recientemente detonó más fuerte en los medios de comunicación por la muerte de Héctor Alejandro Méndez, un niño de 12 años quien falleció por los golpes de sus compañeros en la escuela y que sacó a los legisladores de su área de confort para comenzar a legislar sobre el tema.
A partir de ese evento, otros casos similares han salido a relucir, sin embargo, sobre semejante problemática las autoridades y los poderes de gobierno harían bien en abordar el problema no sólo con medidas de contención o coercitivas, sino con otras acciones, procedimientos y marcos normativos de carácter preventivo, que tomen en consideración que el resultado de un entorno repleto de violencia, agresión, vicios, limitada educación y carencias, en donde el gandallismo, la tranza y el no respeto por las autoridades y las normas parece tener buenos dividendos, pues son un excelente caldo de cultivo para que los jovencitos manifiesten y expresen sus frustraciones de manera desproporcionada.
6. El cruel comercio infantil. De pronto pareciera que estamos en la era del esclavismo cuando se leen historias de niños desaparecidos que son usados para venderlos o usarlos como mano de obra en maquilas extranjeras clandestinas o para mendigar en las calles, para el comercio con sus órganos o, patéticamente, para resolver las perversiones sexuales de los adultos, tema en el que son tristemente célebres Succar Kuri, Marcial Maciel y el hoy prófugo ex sacerdote de San Luis Potosí, Eduardo Córdova Bautista.
Y aunque no es fácil dar con cifras confiables sobre estas acciones criminales, el simple hecho de tener uno solo de estos casos debe ser motivo para mover a las fuerzas del Estado con todo su poder e imponer penas de verdad ejemplares para quienes abusan y se aprovechan de los niños.
7. El escape de los niños. Finalmente, todo lo que anteriormente se expresa puede ser parte, entre otras cosas, de las causas que sustentan al fenómeno del que da cuenta la editorial del New York Times publicada el pasado 4 de junio, titulada Children on the run, en donde se describe la cada vez mayor tasa de niños mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños que son descubiertos por la patrulla fronteriza y que más allá de manifestar un conflicto de seguridad, se ha configurado como una crisis de carácter humanitario de elevada preocupación y que son consecuencia del miedo del que son víctimas las criaturas por la violencia social e intrafamiliar, la trata de personas, el pandillerismo y el abandono en México y países de Centroamérica. La contribución señala que las Naciones Unidas ha calculado que el número de niños que viajan solos se ha duplicado cada año desde 2011, y que se espera la llegada de 60 mil menores a los EUA este año.
Y sobre estos siete temas, en los que se describe sólo la superficie de cada uno, resulta necesario que se emprendan acciones porque hasta ahora han sido insuficientes y en donde, por las condiciones en las que se han presentado todos estos acontecimientos, la idea de contar con un ombudsman experto en el tema se queda corta, de modo que quizá lo que se requiere es de una acción más contundente, como la creación de una procuraduría que preserve el bienestar infantil en nuestro país.
Así, estimados colegas, si en sus respectivas compañías son proclives y aprecian con buenos ojos a las acciones de responsabilidad social corporativa, pues aquí tienen varios temas —o uno solo, como quiera verse— sobre los cuales pueden incidir de manera significativa y hacer alguna diferencia que de verdad cuente.